martes, 24 de diciembre de 2024

DOMINGO DE LA SAGRADA FAMILIA - C (29 de Diciembre del 2024)

 DOMINGO DE LA SAGRADA FAMILIA - C (29 de Diciembre del 2024)

Proclamamos el Evangelio según San Lucas Capítulo 2,41-52:

2:41 Sus padres iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua.

2:42 Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre,

2:43 y acababa la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta.

2:44 Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos.

42:5 Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él.

2:46 Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas.

2:47 Y todos los que los oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas.

2:48 Al ver, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: «Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados».

2:49 Jesús les respondió: «¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?».

2:50 Ellos no entendieron lo que les decía.

2:51 El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón.

2:52 Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia, delante de Dios y de los hombres. PALABRA DEL SEÑOR.

Estimados(as) amigos(as) en el Señor paz y bien.

"¿Cómo saber si tal palabra pronunciada viene del Señor?". Si lo que el profeta dice en nombre del Señor no se cumple y queda sin efecto, quiere decir que el Señor no ha dicho esa palabra” (Dt 18,21-22). “El Señor mismo les dará un señal. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emmanuel” (Is 7,14; Mt 1, 23). Isabel dijo a María; “Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Dichosa tu por haber creído porque se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor" (Lc 1, 44-45). “La Palabra de Dios se hizo carne y habito entre nosotros” (Jn 1,14). Simeón, dijo a María, la madre: "Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos" (Lc 2, 34-35). Jesús comenzó a decirles: "Hoy se ha cumplido estas profecías de la Escritura que acaban de oír" (Lc 4,21). Es decir, en Jesús se cumplen todas las profecías. Por lo tanto todo lo que dice Jesús es en verdad la Palabra de Dios hecha carne y que, acampo entre nosotros (Jn 1,14).

En el centro del relato está la sagrada familia esta es Buena Noticia: “El Ángel anunció a los pastores: “Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre" (Lc 2,11-12). Después que los ángeles volvieron al cielo, los pastores se decían unos a otros: "Vayamos a Belén, y veamos lo que ha sucedido, lo que el Señor nos ha anunciado" (Lc 2,15). Los pastores fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre” (Lc 2,16).

Fue querer de Dios Padre, (I divina persona) quien en su libertad quiso que su Hijo, Jesús (II Divina persona) viniera al mundo para “que el mundo se salve por él” (Jn 3,17) y quiso que viniera de una familia: San José y la Virgen María (Lc 2,16).

“Una familia divida no puede subsistir”(Mc 3,25). Quiere decir que una familia unida si subsiste y progresa. ¿Cómo tener unida nuestra familia? “El amor une y el odios divide” (Prov 10,12). “Nadie ha visto nunca a Dios, pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y el amor de Dios ha llegado a su plenitud en nosotros” ( I Jn 4,12). La estrategia para mantener unida a la familia es vivir en el amor.

Han oído decir que "la familia es sagrada". ¿Qué sentido tiene esta expresión en nuestra familia? Puede significar que la familia ha sido constituida por Dios y que su estructura esencial no debe ser alterada por “la libertad de los hombres”. Ahora bien, al decir que la familia es sagrada, lo mismo que cuando calificamos de sagrada a la autoridad o a la propiedad privada, parece como si lo sancionado por Dios fuera precisamente la estructura concreta de nuestras familias burguesas, nuestro modo de abusar de la propiedad y de ejercer la autoridad. De esta manera, si por otra parte hacemos de la familia la célula y prototipo de la sociedad, estaríamos utilizando la religión para mantener en paz nuestro sistema establecido.

Jesus supo ordenar su vida en Nazaret dentro del marco abierto por la institución familiar y vivió sometido por la obediencia a José y a María. Él no vino a destruir la ley, sino a cumplirla. Y criticó severamente a los fariseos que no honraban a sus padres (Mt 15. 3-7). Pero por encima de todos los vínculos de la sangre, JC colocó siempre la voluntad del Padre, y por encima de la familia humana, la Familia de Dios que se funda en la fe: "Alguien le dijo: `¡Oye!, ahí fuera está tu madre y tus hermanos que desean hablarte`, más él respondió al que se lo decía: `¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?`, y extendiendo la mano hacia sus discípulos dijo: Estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumple la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre" (Mt 12,47-50).

Así pues, la familia humana no es tan "sagrada" que pueda ser un obstáculo para la comunidad más amplia de los hijos de Dios. Y en otra ocasión dice también el Señor: "No pensen que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada. Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; y sus propios familiares serán los enemigos de cada cual. El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí" (Mt 10,34-37).

En cambio, JC supo restablecer la familia a su primitiva dignidad e incluso elevar el matrimonio a la categoría de sacramento. La familia sí puede ser sagrada y lo es siempre que no se opone a la comunidad de los hijos de Dios. Pasa a ser, sobre la base de una vocación y de una libertad, como una pequeña Iglesia. Entonces se intensifican los vínculos naturales y en el seno de la familia se desarrolla una convivencia sobrenatural mucho más profunda. La familia cristiana, como pequeña Iglesia, no puede ya vivir solamente bajo las normas de una moral natural, sino que ha de regirse por el Evangelio e incluso puede y debe ordenar toda su vida como verdadero culto de acción de gracias a Dios Padre por medio de JC.

Hoy, en la familia hay problemas. En el Evangelio vemos que incluso en la Sagrada Familia no todo va bien: hay problemas inesperados, carencias, angustias, sufrimientos. No existe la Sagrada Familia de las estampitas.

María y José: No hallaron alojamiento en Belén (Lc 2,7); Herodes busca al niño para matarlo (Mt 2,13); De noche huyen para Egipto (M 2,14); María y José pierden al niño en Julen y lo buscan angustiados, luego lo encuentran después de tres días. Y cuando, sentado entre los maestros del Templo, responde que debe atender los asuntos de su Padre, no lo entienden (Lc 2,43).  Necesitan tiempo para aprender a conocer a su hijo. Así es también la realidad de nuestra familia.

A cada día, en la familia, hay que aprender a escucharnos y comprendernos, a caminar juntos, a afrontar los conflictos y las dificultades. Es el reto diario, y se gana con la actitud adecuada, con pequeñas atenciones, con gestos sencillos, cuidando los detalles de nuestras relaciones. Por algo se nos dice en el IV mandamiento: “Honra a tu padre y a tu madre” (Ex 20,12)¡Cuántas veces, por desgracia, nacen conflictos dentro de las paredes del hogar como resultado de silencios demasiado largos y egoísmos no curados! a veces por cosas insignificantes o solo por las correcciones que se hacen para bien de los hijos.  Esto rompe la armonía y mata a la familia y ojala fuera por cosas grandes.

Pasemos del “yo” al “tú” y un lenguaje proactivo. Lo que debe importar más en la familia es el “tú y el nos…”. Y cada día, por favor, recen un poco juntos, si pueden hacer el esfuerzo, para pedir a Dios el don de la paz en familia. ¡Y comprometámonos todos ―padres, hijos, Iglesia, sociedad civil― a apoyar, defender y proteger la familia que es nuestro tesoro! Que la Virgen María, esposa de José y madre de Jesús, proteja a nuestras familias. Dejémonos encontrar por alguien que viene en nuestra búsqueda y abramos nuestros hogares al querer de Dios: “Hagan lo que Él los diga” ( Jn 2,3).

Sabemos que, es difícil, más que nunca la educación de los hijos, pero hay que predicar con el ejemplo (Mt 12,33,). Es una tarea hermosa, pero de una gran responsabilidad. Ante todo, los padres son los primeros educadores de sus hijos y deben ir con el ejemplo por delante. Es muy importante transmitir valores positivos. Esto lo que nos dice esta reflexión: Los niños aprenden lo que viven. Si los niños viven con crítica, aprenden a condenar. Si los niños viven con hostilidad, aprenden a pelear. Si los niños viven con miedo, aprenden a ser aprensivos. Pero, si los niños viven en un hogar lleno de ternura, amor, estímulo, aprenden a ser amoroso, tiernos llenos de confianza. Y más aún, si los niños tienen padres que viven en honestidad, sinceridad, respeto, transparencia, justicia entonces los niños aprenden serán sinceros, transparentes y justos.

La Estrategia para ser feliz de una familia es sin duda la educación en el amor: En la enseñanza central de Jesús esta precisamente el tema del amor cuando nos dice: “Les doy un mandamiento nuevo, que se amen unos a otros como les he amado, en esto les reconocerán que son mis discípulos en que Uds saben amarse unos a otros como yo les ame” (Jn 13,34), o aquella reiteración: “Si me aman guardaran mis mandamientos como yo he guardado los mandamientos de mi padre y permanezco en su amor” (Jn 15,10). Pero con un acento especial nos enseña del amor sin medida: “Amen a sus enemigos y recen por quienes les persiguen, así serán hijos de su Padre Celestial, porque si amas a quien te ama que  merito tienes, eso también hacen los que no conocen a Dios” (Mt 5,44-45), San Pablo agrega y dice: “Todo lo que hagan, háganlo por amor” (I Cor 16,14).

“Si ustedes tienen que sufrir es para su corrección; porque Dios los trata como a hijos, y ¿hay algún hijo que no recibe la corrección de su padre? … Porque nuestros padres sólo nos corrigen por un breve tiempo y de acuerdo con su criterio. Dios, en cambio, nos corrige para nuestro bien, a fin de comunicarnos su santidad. Es verdad que toda corrección, en el momento de recibirla, es motivo de tristeza y no de alegría; pero más tarde, produce frutos de paz y de justicia en los que han sido adiestrados por ella”  (Heb 12,1-11).