domingo, 22 de julio de 2012
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Television en vivo por internet | Futbol en vivo: America television Canal 4 en vivo: América Television en vivo, Canal 4 (en vivo) es una cadena de televisión del Perú, que transmite su señal desde 1958. El canal pertenece al...
sábado, 21 de julio de 2012
XVI DOMINGO - B
DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B (22 DE JULIO DEL 2012)
San Marcos: 6, 30 - 34:
En
aquel tiempo, los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que
habían hecho y lo que habían enseñado. Él, entonces, les dice: "Vengan
también Uds. aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco." Pues
los que iban y venían eran muchos, y no les quedaba tiempo ni para comer. Y se
fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario. Pero les vieron marcharse y muchos cayeron en
cuenta; y fueron allá corriendo, a pie, de todas las ciudades y llegaron antes
que ellos. Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues
estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas
con calma. PALABRA DEL SEÑOR.
REFLEXION:
Muy estimados amigos y amigas, Paz y Bien
Es muy cierto que, necesitamos tiempo
para los demás. Necesitamos tiempo para Dios. También necesitamos tiempo
"para nosotros mismos" porque también nosotros somos personas. Y
somos importantes. Y llevamos nuestro mundo interior, ese mundo que somos cada
uno. Conocemos a los demás, pero nos conocemos a nosotros mismos. Por eso el
ser creyente es una responsabilidad y en disciplina, ello implicara planificar
el tiempo. Pues, de ese asunto trata el tema de hoy.
Dice el evangelio: "Vengan
también Uds. aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco." Pues
los que iban y venían eran muchos, y no les quedaba tiempo ni para comer. En
efecto, tal pareciera que nos pasa lo mismo cada uno, porque que no tenemos
tiempo para nada. No tenemos tiempo para descansar.
Pero, tampoco tenemos tiempo para
encontrarnos con nosotros mismos. No tenemos tiempo para encontrarnos con Dios.
Es frecuente escuchar: "Padre, he faltado a Misa tantos Domingos, pero no
porque quisiera, sino porque no he tenido tiempo." ¡Y pensar que Dios,
entre otras cosas, también nos mandó descansar! Desde niños, en el Catecismo
hemos aprendido que los Domingos y Fiestas son para descansar y poder cumplir
con nuestros deberes religiosos para con Dios como es la Misa. No es que
faltemos solo por no ir a Misa. Faltamos también por no descansar. El descanso
es como una especie de culto a Dios como lo son los deberes religiosos; sin
embargo, nos acusamos de "no escuchar la Misa", pero quién se acusa
de no descansar.
Cuidado, nunca digamos no fui a misa
porque no tuve tiempo. Porque eso suena blasfemia y saben por qué, porque
entonces estas diciendo que las cosas de Dios son para gente que nada tienen
que hacer o incluso que Dios es para unos “vagos” (disculpen el término vulgar).
No es así, Dios no es para los que nada tienen que hacer, sino al contrario;
Dios es para gente responsable, gente disciplinada y ordenada. Por tanto no se
diga que, no fui a Misa porque no tuve tiempo, sino; no fui a Misa porque soy
desordenado e indisciplinado.
Mis hermanos, lo cierto es que no
hemos aprendido a usar bien nuestro tiempo. Por eso caminamos como dice el
evangelio como ovejas sin pastor o como ovejas descarriadas, porque no sabemos
a dónde vamos, correremos y no sabemos a dónde corremos; el domingo seguimos
corriendo, el lunes seguimos corriendo y se nos fue tan pronto la vida porque
una vida en hipertensión nos vuelve locos y nos acorta la vida.
La desgracia de los seres humanos
procede de una sola cosa que es no saber permanecer en paz dentro de una
habitación. Por no saber estar en paz consigo mismo y eso tiene su precio, es
en base al esfuerzo y sacrificio, pero eso se consigue siendo ordenados y
disciplinados como buenos hijos de Dios. Es esta la estrategia y el camino para
llegar al cielo.
Hemos aprendido a trabajar, no hemos
aprendido a descansar. Por eso, el descanso termina por ser no un espacio
lleno, sino un vacío que no aguantamos. Necesitamos estar "ocupados".
Nos quejamos de que no tenemos tiempo, pero cuando lo tenemos no sabemos qué
hacer con ese tiempo y lo invertimos en cualquier cosa que nos distraiga. El
silencio nos resulta nos resulta pesado, inaguantable, necesitamos de algo que
nos distraiga, que nos saque de nosotros mismos, que no nos enfrente con ni con
la realidad ni con Dios. Por eso no disponemos de tiempo, no solo para comer
sino para dedicarnos a nosotros mismos y a Dios. Lo cual, como es lógico, nos
lleva a todos a una despersonalización porque solo somos en la medida en que
vivimos con nosotros mismos. Además, sólo podemos hacer experiencia de Dios en
la medida en que disponemos de ese silencio para escucharle y hablarle.
Que tenemos que trabajar nadie lo
duda. Que tenemos que distraernos tampoco. Pero que necesitamos tiempo para
respirar, tiempo para descansar, tiempo para escuchar y escucharnos y
escucharle a Él, de eso ya no estamos tan convencidos. Por eso, amigos, no solo
faltamos cuando no tenemos tiempo para "ir a Misa" o "para
rezar, que es hablar con Dios". También faltamos cuando no podemos
"descansar" y relajarnos para no vivir siempre estresados y malhumorados.
Hay gente que dice: “estoy con
pastillas porque consume pastillas relajantes contra el estrés”. Yo digo esas
pastillas serán mágicas? Y Como es que les quita el estrés? Pues esas pastillas
no quitan el mal sino enferman más. Lo que necesitamos es acudir a las
pastillas del don espiritual como la Oración y la oración de oración es la
santa Misa, un retiro espiritual, un día de reflexión, etc.
Conocemos a los demás, pero nos conocemos a
nosotros mismos. Está bien que podamos conocer a los demás, pero es mucho más
importante conocerse uno a sí mismo, ver su verdad para que no vivamos
engañándonos. No hay peor mentira, que mentirnos a nosotros mismos. No hay peor
engaño, que engañarnos a nosotros mismos. Sería una pena que el último país en
visitar, fuésemos nosotros mismos. Por eso es importante descansar pero en el
Señor, descansar pero en la oración. Porque permite entrar en sintonía entre
nuestro mundo interior y el mundo exterior. Y eso es posible solo con una vida
espiritual bien llevada y planificada, donde cada cosa tiene su lugar y
espacio. El esposo tiene su lugar y tiempo como la esposa y los hijos. Pero también
el trabajo y Dios. Paz y Bien.
MUSICA FRANCISCANA
SITIO VOCACIONAL FRANCISCANO
sábado, 14 de julio de 2012
XV DOMINGO - CICLO B
DOMINGO XV – B (15 de julio del 2012)
San Marcos 6,7-13:
En aquel tiempo Jesús llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos
en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. Les ordenó que nada
tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla
en la faja; sino: "Calzados con sandalias y no lleven dos túnicas." Y les dijo: "Cuando entren en una casa, quédense
en ella hasta marchar de allí. Si algún lugar no les recibe y no les escuchan, márchense
de allí sacudiendo el polvo de la planta de sus pies, en testimonio contra
ellos." Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a
muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban. PALABRA DEL
SEÑOR.
REFLEXIÒN:
Muy estimados hermanos y hermanas, Paz y Bien. En este
domingo XV del tiempo ordinario Jesús nos hace referencia a la misión que cada
bautizado y toda la iglesia tiene que cumplir si o si, ya que para eso fuimos
llamados y convocados y depende de este trabajito nuestra salvación. Hoy Jesús
nos da unas pautas de cómo hacer o cumplir esta misión. Pues veamos los
detalles:
Dice: Jesús
los llamó y los envió a sus discípulos de dos en dos y provistos únicamente por
el valor del evangelio, y así es como el buen misionero tiene que marchar a la misión,
sin llevar tánica ni sandalias de repuesto. Al respecto muchos santos como el
pobrecillo de Asís, se tomó muy a serio este consejo evangélico cuando delante
de su padre y de las autoridades de Asís, se desnudó completamente y emprendió
el camino la misión aclamando: “esto es lo que quiero y deseo, vivir el santo
evangelio de nuestro Señor, sin nada propio, en obediencia y castidad”.
Y es que, la
Iglesia no es fuerte por disponer de unas estructuras fuertes, sino por abrirse
y dejarse cuestionar por el Evangelio. No tenemos por qué demostrar que somos
una institución fuerte, sino más bien, que somos una experiencia de vida
evangélica, coherente con el Evangelio, fuerte. Yo prefiero como buen
franciscano, aquella Iglesia naciente, llena de testigos de la fe, que llamamos
"mártires", pero carente prácticamente de estructuras porque la vida
era suficiente para mantenerla viva.
Jesús no
quiere seguidores con demasiados apoyos y seguridades sociales, tampoco quiere
una Iglesia con todos esos apoyos que, en algún tiempo tuvo, por parte de los
políticos. Quiere un seguidor cuya seguridad es el Evangelio en el que cree y
una Iglesia sin más seguridades que su fe en lo que representa y anuncia: Jesús
y su Evangelio.
Los grandes
momentos de la vida solo se pueden vivir desnudos de toda seguridad como lo
hizo San Francisco de asís o, mejor dicho, con la única seguridad de la
confianza en aquello que se cree y por el que se lucha. De hecho Jesús mismo sube
a la cruz despojado de sus atuendos. A la Cruz sólo se puede subir desnudo. A
la muerte sólo se le puede enfrentar desnudo. Solo se puede resucitar desnudo
incluso del cuerpo físico.
Es posible
que nos sintamos un tanto desconcertados pues nosotros nos hemos ilustrado según
la historia de la Iglesia que hemos vivido como tal de aquellos tiempos en los
que la Iglesia contaba con la protección del Estado y la sociedad (Iglesia del
medio evo). En cambio hoy, somos testigos de una Iglesia "sin pan, ni
alforja, ni dinero para el camino". Una Iglesia atacada, minada por todas
partes. Una Iglesia que tiene que bastarse a sí misma, pues ha perdido las
seguridades de aún hace pocos años. Eso nos indica que la Iglesia está
volviendo a sus raíces. Así comenzó, sin más apoyo y seguridad que la que le daba
el saber que Jesús estaba en ella, mientras tanto era perseguida por todas
partes.
Era una
Iglesia libre. Pobre pero libre. No dependía de nadie más que de su propia
vitalidad y de su propia confianza en Jesús. Hay momentos en los que los
fulgores externos no pasan de ser unas grandes dependencias porque el apoyo de
los Estados no era gratuito, se pagaba con muchas infidelidades al Evangelio. En
cambio, prefiero una Iglesia que brille menos, pero que tenga luz propia. Una
Iglesia sin apoyo alguno, pero segura de que el Espíritu que la anima la hace
fuerte.
Jesús envía a los suyos no armados de seguridades humanas, sino desnudos de toda seguridad, confiados únicamente en la misión que se les encomiendo. No me preocupan los desamparos que el cristiano sufre de la sociedad. Lo que sí me preocupa es que nosotros mismos seamos fieles al mandato del Señor y fieles a las exigencias del Evangelio. Pero me fortalece mucho el cumulo de riqueza espiritual de nuestro gran santo San Francisco de asís con su modo de dar al respecto una respuesta drástica: vivir el Evangelio sin nada propio y esto es lo que el franciscano trata de hacer en la misión. Digo trata porque por momentos los bienes materiales es una gran tentación, pero reitero el ejemplo de San Francisco nos fortalece para esta forma de misión. Paz y bien.
sábado, 30 de junio de 2012
XIII DOMINGO CICLO - B
DOMINGO
XIII DEL TIEMPO ORDINARIO
Lectura
del santo Evangelio según San Marcos 5, 21-43
–Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.
Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba.
[Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con solo tocarle el vestido, curaría.
Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando:
–¿Quién me ha tocado el manto?
Los discípulos le contestaron:
–Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: «¿quién me ha tocado ?»
El seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo. El le dijo:
–Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.
Todavía estaba hablando, cuando] llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:
–Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:
–No temas; basta que tengas fe.
No permitió que lo acompañara nadie más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entro y les dijo:
–¿Qué estrépito y qué lloros son estos ? La niña no está muerta, está dormida.
Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos, y con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo:
–Talitha qumi (que significa: contigo hablo, niña, levántate).
La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar –tenía doce años–.Y se quedaron viendo visiones.
Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.
PALABRA DEL SEÑOR
Estimados hermanos y hermanas en el Señor, Paz y Bien.
El domingo pasado el evangelio nos hacía referencia al
nacimiento de San Juan Bautista, hoy nos habla sobre la importancia de la fe:
Un relato con enorme trasfondo y valor de orden espiritual. Un hombre y una
mujer. Un hombre cuya hija se está muriendo, una mujer que padece una enfermedad
que en la cultura judía la hacía impura y la margina de la sociedad.
Jairo, el jefe de la sinagoga, se acerca a Jesús y le habla y la
ruega por su hija. Una mujer que no se atreve a hablarle precisamente por su
complejo de mujer impura.
Jairo que sigue teniendo fe en Jesús, incluso luego que le
anuncian la muerte de su hija. Una mujer que tiene fe en que con solo tocarle
el vestido o el flejo del manto de Jesús quedará curada, es consciente que
Jesús no la rechazará como los demás hombres de la Ley; pero demuestra, por una
parte, su complejo femenino y de impureza y, por otra, demuestra que en Jesús
hay algo diferente y que lo que no pudieron hacer los hombres de la ley, sí lo
puede hacer Jesús, el hombre de la religión del amor.
Para Jesús todos somos iguales ante Dios, no hay judíos y no judíos.
Jesús no es ningún feminista, para Él no existe ni el machismo ni el feminismo
que trata de devolverle a la mujer su propio sitio. Jesús no vivió esas que
llamamos hoy "luchas de género". Para Él hombre y mujer son iguales,
tienen la misma dignidad.
Aunque me temo que esa lección todavía no la hemos aprendido ni
siquiera en la Iglesia porque, por mucho que digamos, la mujer, no es que sea
impura, pero aún no le hemos reconocido su igualdad y dignidad.
Jesús sana a la niña y le devuelve a la vida. Jesús sana a la mujer y la reintegra a la sociedad y le devuelve su pureza y su dignidad. Nosotros tendremos que seguir pidiéndole a Dios este sentimiento de humildad para entender que el varón es parte de la mujer y la mujer parte del varón. La mujer no reclama privilegios, solo pide lo que es suyo y le corresponde según los planes de Dios.
jueves, 28 de junio de 2012
CORPUS CHRISTI
SAN FRANCISCO DE ASÍS SOBRE LA EUCARISTÍA
«Así, pues, besándoos los pies y con la caridad que puedo,
os suplico a todos vosotros, hermanos, que tributéis toda reverencia y todo el
honor, en fin, cuanto os sea posible, al santísimo cuerpo y sangre de nuestro
Señor Jesucristo, en quien todas las cosas que hay en cielos y tierra han sido
pacificadas y reconciliadas con el Dios omnipotente [+Col 1,20]» (12-13). Él,
personalmente, «ardía de amor en sus entrañas hacia el sacramento del cuerpo
del Señor, sintiéndose oprimido y anonadado por el estupor al considerar tan
estimable dignación y tan ardentísima caridad. Reputaba un grave desprecio no
oír, por lo menos cada día, a ser posible, una misa. Comulgaba muchísimas
veces, y con tanta devoción, que infundía fervor a los presentes. Sintiendo
especial reverencia por el Sacramento, digno de todo respeto, ofrecía el
sacrificio de todos sus miembros, y al recibir al Cordero sin mancha, inmolaba
el espíritu con aquel sagrado fuego que ardía siempre en el altar de su
corazón» (II Celano 201).
JESUS EUCARISTIA
Jesús antes de su flagelación en el jueves santo, celebro la
ultima cena con sus discípulos en el que bendijo el pan diciendo: “Tomad y
comed que esto es mi cuerpo… Tomad y bebed que este es el cáliz de mi sangre,
sangre de la nueva alianza y eterna que será entregado por vosotros para el perdón
de los pecados y haced esto en conmemoración mía” (Lc 22,19). Esta claro que Jesús
instituyó la santa Eucaristía y el sacerdocio como sacramento de salvación.
Son varios los caminos por los que podemos acercarnos al
Señor Jesús y así vivir una existencia realmente cristiana, es decir, según la
medida de Cristo mismo, de tal manera que sea Él mismo quien viva en nosotros
(ver Gál 2,20). Una vez ascendido a los cielos el Señor nos dejó su Espíritu.
Por su promesa es segura su presencia hasta el fin del mundo (ver Mt 28, 20).
Jesucristo se hace realmente presente en su Iglesia no sólo a través de la
Sagrada Escritura, sino también, y de manera más excelsa, en la Eucaristía.
¿Qué quiere decir Jesús con "venid a mí"? Él mismo
nos revela el misterio más adelante: "Yo soy el pan de vida. El que venga
a mí, no tendrá hambre, el que crea en mí no tendrá nunca sed." (Jn 6,
35). Jesús nos invita a alimentarnos de Él. Es en la Eucaristía donde nos
alimentamos del Pan de Vida que es el Señor Jesús mismo.
¿No está Cristo hablando de forma simbólica?
Cristo, se arguye, podría estar hablando simbólicamente. Él
dijo: "Yo soy la vid" y Él no es una vid; "Yo soy la
puerta" y Cristo no es una puerta.
Pero el contexto en el que el Señor Jesús afirma que Él es
el pan de vida no es simbólico o alegórico, sino doctrinal. Es un diálogo con
preguntas y respuestas como Jesús suele hacer al exponer una doctrina.
A las preguntas y objeciones que le hacen los judíos en el
Capítulo 6 de San Juan, Jesucristo responde reafirmando el sentido inmediato de
sus palabras. Entre más rechazo y oposición encuentra, más insiste Cristo en el
sentido único de sus palabras: "Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera
bebida" (v.55).
Esto hace que los discípulos le abandonen (v. 66). Y
Jesucristo no intenta retenerlos tratando de explicarles que lo que acaba de
decirles es tan solo una parábola. Por el contrario, interroga a sus mismos
apóstoles: "¿También vosotros queréis iros?". Y Pedro responde:
"Pero Señor... ¿con quién nos vamos si sólo tú tienes palabras de vida
eterna?" (v. 67-68).
Los Apóstoles entendieron en sentido inmediato las palabras
de Jesús en la última cena. "Tomó pan... y dijo: "Tomad y comed, esto
es mi cuerpo." (Lc 22,19). Y ellos en vez de decirle: "explícanos
esta parábola," tomaron y comieron, es decir, aceptaron el sentido
inmediato de las palabras. Jesús no dijo "Tomad y comed, esto es como si
fuera mi cuerpo.es un símbolo de mi sangre".
Alguno podría objetar que las palabras de Jesús "haced
esto en memoria mía" no indican sino que ese gesto debía ser hecho en el
futuro como un simple recordatorio, un hacer memoria como cualquiera de
nosotros puede recordar algún hecho de su pasado y, de este modo, "traerlo
al presente" . Sin embargo esto no es así, porque memoria, anamnesis o
memorial, en el sentido empleado en la Sagrada Escritura, no es solamente el
recuerdo de los acontecimientos del pasado, sino la proclamación de las maravillas
que Dios ha realizado en favor de los hombres. En la celebración litúrgica,
estos acontecimientos se hacen, en cierta forma, presentes y actuales. Así,
pues, cuando la Iglesia celebra la Eucaristía, hace memoria de la Pascua de
Cristo y ésta se hace presente: el sacrificio que Cristo ofreció de una vez
para siempre en la cruz permanece siempre actual (ver Hb 7, 25-27). Por ello la
Eucaristía es un sacrificio (ver Catecismo de la Iglesia Católica nn.
1363-1365).
San Pablo expone la fe de la Iglesia en el mismo sentido:
"La copa de bendición que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la sangre
de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de
Cristo?". (1Cor 10,16). La comunidad cristiana primitiva, los mismos
testigos de la última cena, es decir, los Apóstoles, no habrían permitido que
Pablo transmitiera una interpretación falsa de este acontecimiento.
Los primeros cristianos acusan a los docetas (aquellos que
afirmaban que el cuerpo de Cristo no era sino una mera apariencia) de no creer
en la presencia de Cristo en la Eucaristía: "Se abstienen de la
Eucaristía, porque no confiesan que es la carne de nuestro Salvador." San
Ignacio de Antioquía (Esmir. VII).
Finalmente, si fuera simbólico cuando Jesús afirma: "El
que come mi carne y bebe mi sangre...", entonces también sería simbólico
cuando añade: "...tiene vida eterna y yo le resucitaré en el último
día" (Jn 6,54). ¿Acaso la resurrección es simbólica? ¿Acaso la vida eterna
es simbólica?
Todo, por lo tanto, favorece la interpretación literal o inmediata
y no simbólica del discurso. No es correcto, pues, afirmar que la Escritura se
debe interpretar literalmente y, a la vez, hacer una arbitraria y brusca
excepción en este pasaje.
Si la misa rememora el sacrificio de Jesús, ¿Cristo vuelve a
padecer el Calvario en cada Misa?
La carta a los Hebreos dice: "Pero Él posee un
sacerdocio perpetuo, porque permanece para siempre... Así es el sacerdote que
nos convenía: santo inocente...que no tiene necesidad de ofrecer sacrificios
cada día... Nosotros somos santificados, mediante una sola oblación ... y con
la remisión de los pecados ya no hay más oblación por los pecados." (Hb 7,
26-28 y 10, 14-18).
La Iglesia enseña que la Misa es un sacrificio, pero no como
acontecimiento histórico y visible, sino como sacramento y, por lo tanto, es
incruento, es decir, sin dolor ni derramamiento de sangre (ver Catecismo de la
Iglesia Católica n. 1367).
Por lo tanto, en la Misa Jesucristo no sufre una "nueva
agonía", sino que es la oblación amorosa del Hijo al Padre, "por la
cual Dios es perfectamente glorificado y los hombres son santificados"
(Concilio Vaticano II. Sacrosanctum Concilium n. 7).
El sacrificio de la Misa no añade nada al Sacrificio de la
Cruz ni lo repite, sino que "representa," en el sentido de que
"hace presente" sacramentalmente en nuestros altares, el mismo y
único sacrificio del Calvario (ver Catecismo de la Iglesia Católica n. 1366;
Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios n. 24).
El texto de Hebreos 7, 27 no dice que el sacrificio de
Cristo lo realizó "de una vez y ya se acabó", sino "de una vez
para siempre". Esto quiere decir que el único sacrificio de Cristo
permanece para siempre (ver Catecismo de la Iglesia Católica n. 1364). Por eso
dice el Concilio: "Nuestro Salvador, en la última cena, ... instituyó el
sacrificio eucarístico de su cuerpo y sangre, con el cual iba a perpetuar por
los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz." (ver Concilio
Vaticano II, Sacrosanctum Concilium n. 47). Por lo tanto, el sacrificio de la
Misa no es una repetición sino re-presentación y renovación del único y
perfecto sacrificio de la cruz por el que hemos sido reconciliados.
sábado, 16 de junio de 2012
XI DOMINGO CICLO - B
DOMINGO XI - B (17 de junio del 201)
San Marcos 4,26 - 34
En aquel tiempo dijo Jesús: “El Reino de Dios es como un
hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día,
el grano brota y crece, sin que él sepa cómo.
La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego
espiga, después trigo abundante en la espiga.
Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la hoz,
porque ha llegado la siega.”
Decía también: “¿Con qué compararemos el Reino de Dios o con
qué parábola lo expondremos?
Es como un grano de mostaza que, cuando se siembra en la
tierra, es más pequeña que cualquier semilla que se siembra en la tierra; pero
una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las hortalizas y echa ramas
tan grandes que las aves del cielo anidan a su sombra.”
Y les anunciaba la Palabra con muchas parábolas como éstas,
según podían entenderle; no les hablaba sin parábolas; pero a sus propios
discípulos se lo explicaba todo en privado.
Palabra del Señor.
Estimados hermanos y
hermanas, Paz y Bien:
El domingo pasado Jesús nos decía: tomen y coman que esto es
mi cuerpo… quien no come de ella no tiene vida eterna. Hoy nos dice que no todo
depende de nosotros, hay cosas que no dependen de nuestro esfuerzo y trabajo.
Presumiblemente esta parábola a muchos les va a chocar,
porque, estamos acostumbrados a que todo lo tenemos que hacer nosotros, a que
todo depende de nuestro esfuerzo y sudores, alguien como Jesús nos dice que hay
cosas que brotan y crecen sin que sepamos cómo, que lo hacen sin que nosotros
hagamos nada, mejor dicho, mientras nosotros dormimos.
Pero cuidado, alguien puede decir y pensar, entonces el
carro camina por si, la maquina se fabrica por sí. No no, no; lo que sí se nos dice que la vida tiene una
fuerza en sí misma y que muchos aspectos de ella no depende de nosotros.
Es que la cultura secular de hoy, pareciera que entró en competencia
con Dios. Hasta se piensa alegremente que todo depende del hombre y nada de
Dios. Pero, oiga cómo que todo depende del hombre? Cómo que todo depende de tu
trabajo? Que todo depende de ti y que no dependes de nada n de nadie?
Se han dado cuenta que el hombre ha desafiado abiertamente a
Dios? De esas cosas tiene la cultura secular. Ante este parecer, hoy Jesús nos
dice: No es cierto que todo dependa del hombre. Algunas cosas mínimas si
depende del hombre, pero tampoco es para tanto. Gran parte o casi todo
depende de Dios.
Dios pone la semilla y la tierra con su creación, o el hombre
fabricó alguna semilla? Pues el hombre no ni siquiera capaz de hacer que una
gusanillo se mueva por si. Y menos encender una pequeña estrella en el cielo. Y
fíjense, Dios nos pone además de la semilla y la tierra, el sol que nos da
calor se evapora el agua y hay lluvia, elemento muy necesario para la planta. El
hombre qué pone en esta escena del sembrío? Casi nada; pero Dios que es bueno
permite que el hombre se sienta útil y hace que coopere con un casi nada de intervención,
cual es eso? Que prepare la tierra y siembre la semilla y si Dios no nos da las
manos? Porque hay hermanos que no tienen pies o manos… ahí está el asunto.
El mensaje del evangelio está claro: busca hacernos entender
Sí se nos dice que las semillas que
sembramos crecen por su misma fuerza interna, aunque nosotros estemos dormidos;
y que Dios mismo va creciendo dentro de nosotros, por más que nosotros no
sepamos cómo.
Esa es la diferencia entre hacer cosas y sembrar semillas de
vida. Esa es la diferencia entre depender del fruto de nuestro esfuerzo o
depender del dinamismo de la vida.
Ustedes mismo tienen la experiencia. ¿Cuántos granos o semillas
han sembrado en su jardín? Ahora, ¿qué hacen? A esperar sencillamente a que crezcan
por sí mismas, broten, echen el tallo y terminen dando bellas flores y frutos.
Nuestro trabajo solo es la de cuidar.
El Evangelio es una fuerza que como esa semillita crece
interiormente. Dios es una fuerza que crece desde dentro. La vida de cada día
es una fuerza que se va desarrollando cada día sin nosotros enterarnos. Tú no
sabes cuándo dejaste de ser niño, sin que te des cuenta ya fuiste joven… un día
sin darte cuenta ya eres adulto o ¿No se han dado cuenta de cómo su hijo crece
sin que lo noten? Lo notan al año, cuando ya la ropa le queda corta.
Así, es el reino de Dios, sin darnos cuenta ya estamos encaminados y un día ya estaremos en el reino de Dios completamente, pero requiera nuestra pequeña cooperación, con razón San Agustín decía: fuiste creado sin ti, pero no te salvaras si ti.
Paz y Bien.
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