DOMINGO
XXXII – B (08 de Noviembre del 2015)
Proclamación
del Santo Evangelio según San Marcos: 12,38-44:
En aquel
tiempo Jesús enseñaba a la gente y les decía: "Cuídense de los escribas, a
quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y
ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes; que devoran los
bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Estos serán juzgados con
más severidad".
Jesús se sentó frente a la sala del tesoro del Templo y miraba
cómo la gente depositaba su limosna. Muchos ricos daban en abundancia. Llegó una viuda de
condición humilde y colocó dos pequeñas monedas de cobre. Entonces él llamó a sus
discípulos y les dijo: "Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que
cualquiera de los otros, porque todos han dado de lo que les sobraba, pero
ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para
vivir" PALABRA DEL SEÑOR.
Estimados
amigos en el Señor Paz y Bien.
El
domingo anterior hicimos referencias reflexivas en torno a las
bienaventuranzas: "Felices los que tienen espíritu de
pobre, porque de ellos es el Reino de los Cielos” (Mt 5,3). Y en el evangelio
de hoy, Jesús aclara y dice:”Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que
cualquiera de los otros, porque todos han dado de lo que les sobraba, pero
ella, en su pobreza, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir"
(Mc 12,43-44). Esta enseñanza tiene un paralelo opuesto a lo del joven rico,
quien preguntó a Jesús: ¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? Jesús
le respondió: “Cumple los mandamientos, además vede todo cuanto tienes y dáselo
a los pobres y así tendrás un tesoro en el cielo y luego sígueme” (Mc 10,17). Que
tan distinta la actitud de la pobre mujer del evangelio de hoy, no pregunta,
sino actúa, no se queja de su pobreza, y aun así tiene algo que compartir.
Respecto
a los bienes materiales o riqueza, Jesús hace referencia en el siguiente
termino: “No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los
consumen, y los ladrones perforan las paredes y los roban. Acumulen, en cambio,
tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que los consuma, ni
ladrones que perforen y roben. Allí donde esté tu tesoro, estará también tu
corazón” (Mt 6,19-21). Fíjense que el joven rico (Mc 10,17) al aferrarse a su
riqueza solo acumula tesoros en la tierra donde se corroe, en cambio la Pobre
viuda (Mc 12,43) al desprenderse de lo poco que tenía, acumula tesoro en el
cielo.
La
pobre y viuda del evangelio, compró con dos monedas de poco valor el Reino de
los cielos y en cambio el joven rico no le alcanza toda su riqueza para hacerse
del Reino de los cielos. Es decir la riqueza, como el dinero no es de por sí ni
bueno ni malo, todo depende cómo se use. Si se usa motivada por el egoísmo, la
riqueza es motivo de tropiezo o perdición, si se usa motivada por el amor, es
medio de salvación.
San
Pablo también hace referencia al tema en
los siguientes términos: “El que siembra tacañamente, tendrá una cosecha muy
pobre; en cambio, el que siembra con generosidad, cosechará abundantemente. Que
cada uno dé conforme a lo que ha resuelto en su corazón, no de mala gana o por
la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría” (II Cor 9,6-7). O aquel
episodio: “No se engañen, nadie se burla de Dios. Se recoge lo que se siembra.
El que siembra para satisfacer su carne, de la carne recogerá sólo la corrupción;
pero el que siembra según el Espíritu, del Espíritu cosechará la Vida eterna.
No nos cansemos de hacer el bien, porque la cosecha llegará a su tiempo si no
desfallecemos. Por lo tanto, mientras estamos a tiempo hagamos el bien a todos,
pero especialmente a nuestros hermanos en la fe” (Gal 6,7-10).
En
el A.T. el dar está relacionado con la cantidad, así por ejemplo el Señor dijo
a Moisés: “Habla en estos términos a los levitas: Cuando ustedes reciban de los
israelitas los diezmos que yo les asigné como herencia, reservarán la décima parte
como una ofrenda para el Señor: esto les será tenido en cuenta a título de
contribución” (Num 18,25-27). O sea, basta que se dé la décima parte, califica
en la voluntad de Dios. Pero en el N.T. no es suficiente que se dé la décima
parte, sino del todo. Ejemplo: ”Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más
que cualquiera de los otros, porque todos han dado de lo que les sobraba, pero
ella, en su pobreza, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir"
(Mc 12,43-44).
En
suma, el Evangelio de hoy nos presenta a esta pobre viuda, aparentemente
intrascendente, que Jesús nos presenta como un modelo de vida cristiana. Con los
rasgos siguientes: a) Las cosas no son como son sino como las vemos. Todo se ve
según los criterios con los que miramos las cosas. Si las miramos desde el
egoísmo o si las miramos desde el amor y la generosidad. b) No es cuestión de
dar cosas, sino con qué corazón las damos. No es la cantidad, sino la calidad
del dar con amor. c) depende qué es lo que damos a los demás. Podemos dar lo
que nos estorba en casa y ya no nos sirve, esa es una manera de desentendernos
de ello. Podemos dar aquello que nos sobra o podemos dar aún de aquello
que nosotros necesitamos. Incluso, podemos dar pasando nosotros necesidad y lo
que tenemos para vivir. Esto lo llamaría, no dar cosas sino darse a sí mismo.
“Nada
trajimos al venir al mundo, y al irnos, nada podremos llevar” (I Tm 6,7). Pero
saben ¿Qué vamos a llevar? Al cielo llevaremos lo que hemos gastado para el
Señor en sus pobres, así nos lo reitera: "Les aseguro que cada vez que lo
hicieron con el más pobres de mis hermanos, lo hicieron conmigo hereden el
Reino de los cielos". Luego dirá a los de la izquierda: Aléjense de mí,
malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus
ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me
dieron de beber.” (Mt 25,40-42). Es decir; muy por el contrario, dejaremos en
esta tierra todo lo que ahorramos motivado por el egoísmo, es decir lo perdemos
todo.