DOMINGO IV – C (30 de Enero de 2022)
Proclamación del santo Evangelio según San Lucas 4, 21-30:
4:21 Entonces comenzó a decirles: "Hoy se ha cumplido
este pasaje de la Escritura que acaban de oír".
4:22 Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos
de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían:
"¿No es este el hijo de José?"
4:23 Pero él les respondió: "Sin duda ustedes me
citarán el refrán: "Médico, cúrate a ti mismo". Realiza también aquí,
en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaún".
4:24 Después agregó: "Les aseguro que ningún profeta es
bien recibido en su tierra.
4:25 Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el
tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo
y el hambre azotó a todo el país.
4:26 Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino
a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón.
4:27 También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo
del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino el sirio".
4:28 Al oír estas palabras, todos los que estaban en la
sinagoga se enfurecieron
4:29 y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta
un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con
intención de despeñarlo.
4:30 Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su
camino. PALABRA DEL SEÑOR.
Paz y bien en el Señor.
Simeón, dijo a María: "Este niño será causa de caída y
de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma
una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los
pensamientos íntimos de muchos" (Lc 2,34-35); Jesús les dice: “He bajado
del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado: Todo
el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el
último día” (Jn 6,38-40); “No piensen que he venido a traer la paz sobre la
tierra. No vine a traer la paz, sino la espada. Porque he venido a enfrentar al
hijo con su padre, a la hija con su madre y a la nuera con su suegra” (Mt
10,34-35); Algunos de la multitud que lo habían oído, opinaban: "Este es
verdaderamente el Profeta". Otros decían: "Este es el Mesías".
Pero otros preguntaban: "¿Acaso el Mesías vendrá de Galilea? ¿No dice la
Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David y de Belén, el pueblo de
donde era David?" Y por causa de él, se produjo una división entre la
gente” (Jn 7,40-43); Hoy Jesús, nos dice: “ Estas profecías que acaban de oír,
hoy se cumplen” (Lc 4,21): Después agregó: "Ningún profeta es bien
recibido en su tierra" (Lc 4,24).
Tres elementos resaltamos en el deslinde de nuestra reflexión: 1) "Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír" (Lc 4,21) Estas palabras suscitan dos reacciones de la gente: a) La gente estaba admirada por las palabras de gracia que salían de la boca de Jesús (Lc 4,22), b) Otros dijeron:"¿No es este el hijo de José? A lo que Jesús agregó: Sin duda ustedes me citarán el refrán: "Médico, cúrate a ti mismo". Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaún" (Lc 4,22-23). 2) Jesús agregó: "Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra” (Lc 4,24). 3) Jesus les dijo esta y otras verdades que enfurecieron a toda la sinagoga por eso se levantaron, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús paso entre ellos y continuo su camino” (Lc 4,29). Luego advierte: “Si en una ciudad no los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa casa o de esa ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies. Les aseguro que, en el día del Juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas con menos rigor que esa ciudad” (Mt 10,14-15).
1) "Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír" (Lc 4,21). Y ¿Qué es lo que oyeron?: Jesús dio lectura de la cita: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor” (Lc 4,18). Esta cita no es sino la afirmación hecha por el profeta (Is 61). A lo que podemos agregar también esta cita: “No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no desaparecerá ni una letra ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice. El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla lo que enseñe, será grande en el Reino de los Cielos” (Mt 5,17-19). Es decir Jesús es la realización y el cumplimiento de todas las profecías del A.T. Dios no puede quedar petrificado o encerrado en el A.T. No está dentro del tiempo, siempre es el hoy:“Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y siempre” (Heb 13,8).
a) La gente estaba admirada por las palabras de gracia que salían de la boca de Jesús (Lc 4,22). Recordemos aquella afirmación del mismo Padre: “Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y se oyó una voz que decía desde la nube: "Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo" (Mt 17,5). Además se nos ha dicho: “La palabra se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn 1,14). Y como se fuera poco: “Los judíos, admirados, decían: ¿Cómo conoce las Escrituras sin haber tenido maestro? Jesús les respondió: Mi enseñanza no es mía, sino de aquel que me envió. El que quiere hacer la voluntad de Dios conocerá si esta enseñanza es de Dios o si yo hablo por mi cuenta” (Jn 7,15-17).
b) Otros dijeron:"¿No es este el hijo de José? A lo que Jesús agregó: Sin duda ustedes me citarán el refrán: "Médico, cúrate a ti mismo". Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaún" (Lc 4,22-23). Para ampliar el panorama vamos a otra cita: “Felipe dijo a Natanael: Hemos hallado a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret". Natanael le preguntó: "¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?" "Ven y verás", le dijo Felipe. Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: "Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez". "¿De dónde me conoces?", le preguntó Natanael. Jesús le respondió: "Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera". Natanael le respondió: "Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel" (Jn 1,45-49). Pero hay más cuestionamientos: “Ellos le preguntaron: "¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios? Jesús les respondió: "La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado. Y volvieron a preguntarle: ¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas?” (Jn 6.28-30). Los mismos discípulos de Juan Bautista preguntaron: “¿Eres tu el que ha de venir o tenemos que esperar a otro? Jesús respondió. Digan a Juan lo que ven: Los ciegos ven, los cojos caminan, los sordos oyen los leprosos quedan limpios, los muertos resucita” (Lc 7.20).
3) Jesus les dijo esta y otras verdades que enfurecieron a toda la sinagoga por eso se levantaron, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo” (Lc 4,29). Este es el primer “fracaso” que Jesús experimenta en su propio pueblo. ¿Qué incomoda a los judíos de Jesús? Y adelantándonos un poco vamos a lo que más tarde sucederá con Jesús: "¿No es este aquel a quien querían matar? ¡Y miren cómo habla abiertamente y nadie le dice nada! ¿Habrán reconocido las autoridades que es verdaderamente el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde es este; en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde es". Entonces Jesús, que enseñaba en el Templo, exclamó: "¿Así que ustedes me conocen y saben de dónde soy? Sin embargo, yo no vine por mi propia cuenta; pero el que me envió dice la verdad, y ustedes no lo conocen. Yo sí lo conozco, porque vengo de él y es él el que me envió". Entonces quisieron detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él, porque todavía no había llegado su hora” (Jn 7,26-30).
En suma: Antes de ir buscando razones a la lógica humana, es
mejor dejarnos guiar por el don Espíritu de Dios que recibimos en el bautismo y
preguntemos al mismo enviado de Dios como algunos judíos lo hicieron:
"¿Qué debemos hacer para actuar en la voluntad de Dios? Jesús les
respondió: Lo que Dios espera de ustedes es que crean en aquel que
él ha enviado" (Jn 6,28-29). Y Pablo nos exhorta también en tal sentido:
“Déjense conducir por el Espíritu de Dios, y así no serán arrastrados por los
deseos de la carne. Porque la carne desea contra el espíritu y el espíritu
contra la carne. Ambos luchan entre sí, y por eso, ustedes no pueden hacer todo
el bien que quieren” (Gal 5,16-17).