DOMINGO VII – C (Domingo 24 de febrero de 2019)
Proclamación del santo Evangelio según San Lucas 6,27-38:
6:27 Yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus
enemigos, hagan el bien a los que los odian.
6:28 Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que
los difaman.
6:29 Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la
otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica.
6:30 Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se
lo reclames.
6:31 Hagan por los demás lo que quieren que los hombres
hagan por ustedes.
6:32 Si aman a aquellos que los aman, ¿qué mérito tienen?
Porque hasta los pecadores aman a aquellos que los aman.
6:33 Si hacen el bien a aquellos que se lo hacen a ustedes,
¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores.
6:34 Y si prestan a aquellos de quienes esperan recibir,
¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir
de ellos lo mismo.
6:35 Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin
esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán
hijos del Altísimo, porque él es bueno con los desagradecidos y los malos.
6:36 Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es
misericordioso.
6:37 No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán
condenados; perdonen y serán perdonados.
6:38 Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una
buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que
ustedes midan también se usará para ustedes". PALABRA DEL SEÑOR.
Estimados amigos en el Señor paz y Bien.
Preguntaron a Jesús: "Maestro bueno, ¿qué debo hacer
para heredar la Vida eterna?" Jesús respondió. Tú conoces los
mandamientos: No cometerás adulterio, no robes, no mientas, honra a tu padre y
a tu madre. El hombre le respondió: "Todo esto lo he cumplido desde mi
juventud". Al oírlo, Jesús le dijo: "Una cosa te falta todavía: vende
todo lo que tienes y distribúyelo entre los pobres, y tendrás un tesoro en el
cielo. Después ven y sígueme" (Lc 18,18-22). Respecto a los mandamientos,
preguntaron también: “Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: ¿Cuál es el primero de
los mandamientos? Jesús respondió: "El primero es: Escucha, Israel: el
Señor nuestro Dios es el único Señor; y
tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo
tu espíritu y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a
ti mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos" (Mc 12,28-31).
Jesús los diez mandamientos lo resume en dos: Amor a Dios y
amor al prójimo. Incluso los une los dos mandatos en una sola: “Les doy un
mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense
también ustedes los unos a los otros. En esto todos reconocerán que ustedes son
mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros" (Jn
13,34-35). Es decir, que el amor a Dios tiene que pasar por el amor al hermano.
De ahí que Juan dice: “Queridos míos, amémonos los unos a los otros, porque el
amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no
ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. Así Dios nos manifestó su amor:
envió a su Hijo único al mundo, para que tuviéramos Vida por medio de él” (I Jn
14,7-9). Es más: “Quien dice que ama a Dios y no ama a su hermanos un mentiroso”
(IJn 4,20).
Hoy nos ha dicho que el amor no solo es entre los que nos
aman, el amor verdadero va incluso hasta los que no nos aman: “Amen a sus enemigos,
hagan el bien sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes
será grande y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno con los
desagradecidos y los malos. Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es
misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados;
perdonen y serán perdonados. Porque la medida con que ustedes midan también se
usará para ustedes" (Lc 6,35-38).
¿Saben cuál es el acto más grande de Dios? Su amor por cada
uno de nosotros. Luego el efecto su amor se nos manifiesta en su perdón. A
nuestro Dios no le cuesta trabajo perdonar porque nos ama. A nuestro Dios le
gusta perdonar porque nos ama. Nuestro
Dios ha amado hasta el extremo en su hijo Cristo Jesús (Jn 13,1). San pablo dice: “La prueba de que Dios nos ama es que
Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores. Y ahora que estamos
justificados por su sangre, con mayor razón seremos librados por él de la ira
de Dios. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte
de su Hijo, mucho más ahora que estamos reconciliados, seremos salvados por su
vida” (Rm 5,8-10).
El amor perdona siempre y el perdón nos hace libres. Nuestro
Dios se hizo amor en Jesús de Nazaret y éste se hizo vida y muerte con nosotros
para entregarnos el perdón de Dios. Jesús en el evangelio de hoy, dice: "Yo
les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los
que los odian” (Lc 6,27). ¿Hay aquí alguien que no tenga enemigos? ¿Alguien que
no sienta el peso del odio? ¿Alguien que no haya sido insultado y maltratado? Pon
esos nombres propios. Repásalos y preséntaselos a Dios. Los actos que quiere el
Señor de ti son: ama, haz el bien, bendice y ora. ¿Le gusta esta medicina?
¿Quién se toma esta medicina? Los que escuchan y siguen al Señor. Lo ordinario
lo hacen hasta los pecadores. Lo extraordinario, los que escuchan de verdad a
Jesús. Jesús no vino a enseñarnos lo ordinario