domingo, 17 de marzo de 2024

DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR - B (24 de marzo del 2024)

 DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR - B (24 de marzo del 2024)

Proclamación del Evangelio según Marcos15,15- 39:

(Lectura breve)

15:15 Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuera crucificado.

15:16 Los soldados le llevaron dentro del palacio, es decir, al pretorio y llaman a toda la cohorte.

15:17 Le visten de púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñen.

15:18 Y se pusieron a saludarle: “¡Salve, Rey de los judíos!”

15:19 Y le golpeaban en la cabeza con una caña, le escupían y, doblando las rodillas, se postraban ante él.

15:20 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron la púrpura, le pusieron sus ropas y le sacan fuera para crucificarle.

15:21 Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz.

15:22 Le conducen al lugar del Gólgota, que quiere decir: Calvario.

15:23 Le daban vino con mirra, pero él no lo tomó.

15:24 Le crucifican y se reparten sus vestidos, echando a suertes a ver qué se llevaba cada uno.

15:25 Era la hora tercia cuando le crucificaron.

15:26 Y estaba puesta la inscripción de la causa de su condena: “El Rey de los judíos.”

15:27 Con él crucificaron a dos salteadores, uno a su derecha y otro a su izquierda.

15:29 Y los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo: “¡Eh, tú!, que destruyes el Santuario y lo levantas en tres días,

15:30 ¡sálvate a ti mismo bajando de la cruz!”

15:31 Igualmente los sumos sacerdotes se burlaban entre ellos junto con los escribas diciendo: “A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse.

15:32 ¡El Cristo, el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.” También le injuriaban los que con él estaban crucificados.

15:33 Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.

15:34 A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: “Eloí, Eloí, ¿lema sabactaní?”, - que quiere decir - “¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?”

15:35 Al oír esto algunos de los presentes decían: “Mira, llama a Elías.”

15:36 Entonces uno fue corriendo a empapar una esponja en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber, diciendo: “Dejad, vamos a ver si viene Elías a descolgarle.”

15:37 Pero Jesús lanzando un fuerte grito, expiró.

38 Y el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo.

15:39 Al ver el centurión, que estaba frente a él, que había expirado de esa manera, dijo: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.” PALABRA DEL SEÑOR.

 Estimados amigos en el señor paz y bien.

“He aquí que días vienen - oráculo de Yahveh - en que yo pactaré con la casa de Israel (y con la casa de Judá) una nueva alianza… pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo” (Jer 31,31-33). “Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre sea glorificado” (Jn 12,23). Llego la hora de la nueva y definitiva alianza, la hora la la salvación de la humanidad. La mayor prueba del amor de Dios por la humanidad (Rm 5,8).

 “No hay amor más grande que el que da la vida por su amigos (Jn 15, 13). “Ámense unos a otros como yo los he amado” (Jn 13,34). El amor no es un sentimiento, es una decisión, una opción. Jesús que es la manifestación del amor de  Dios, dio  libremente su   vida por cada uno de nosotros. “Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes.  Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor”  (Jn 15,9-10).  Decimos que Jesús tenía que morir, que su muerte fue un acto del  destino. No. Jesús decidió predicar y vivir amándonos, eligió el amor a nosotros, decidió amarnos a todos y esta decisión le llevó a la muerte.

El Mesías ha venido, no para vencer a los hombres, sino para vencer el mal que hay en el hombre. Ha venido para liberarlo de todo lo que le oprime: “Quien comete el pecado es del Diablo, pues el Diablo peca desde el principio. Pero, el Hijo de Dios vino para destruir las obras del Diablo” ( I Jn 3,8). ¿Cómo lo ha hecho?: “Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras”( I Cor 15,3). De esta forma nos redimió o nos justificó. Y la razón de esta actitud de Dios es que: “Dios es amor” ( I Jn 4,8). Por eso dice San Pablo: “La prueba de que Dios nos ama es que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros en la Cruz” (Rm 5,8).

Escenas del suceso de la Pasión:

1. Cuando vamos a comenzar a revivir la Semana Santa, la Iglesia, como que nos previene: Todo esto va a tener un final feliz, la Resurrección. Por eso con la Procesión de los Ramos celebrada con ritmo festivo, al aclamar a Cristo como el Hijo de David que viene en el nombre del Señor, adelantamos su Resurrección.

2 "Llevaron el borrico, le echaron encima los mantos, y Jesús se montó. Muchos alfombraron el camino con sus mantos, otros con ramas cortadas en el campo" Marcos 11,1. "Decid a la hija de Sión: Mira a tu rey, que viene a tí humilde, montado en un asno" (Mat 21,1). En cotraposición a los reyes victoriosos montando a caballo, Jesús entra como rey en la ciudad santa humildemente. Es manso y humilde de corazón.

3 Lucas completa la narración de Mateo, contándonos el llanto de Jesús: "Al ver la ciudad, lloró como gotas de sangre por ella" (Lc 19,49). A medida que va avanzando hacia la muerte, se aprecia más la sensibilidad de Jesús, lamentando la desgracia de su patria, manifestando la ternura por sus discípulos.

4 "Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oido para que escuche" (Is 50,4). Escuchar y hablar. Para poder dar vida y ser fuerte, para soportar insultos y salivazos, para ofrecer la espalda a sus golpes, para seguir a Cristo, necesitamos escuchar la palabra. Sólo ella nos dará la fuerza necesaria.

5 "Se burlan de mí, me acorrala una jauría de mastines, me taladran las manos y pies, se pueden contar mis huesos, se reparten mi ropa, se sortean mi túnica. Fuerza mía, ven corriendo a ayudarme" (Slm 21).

6. "Judas Iscariote, uno de los Doce, se presentó a los sumos sacerdotes para entregarles a Jesús. Al oirlo se alegraron y le prometieron dinero" (Mc 14,1). Judas, hombre mezquino y ambicioso, capaz de traicionar y entregar a su Maestro y desencadenar una tragedia tan enorme por unas monedas.

El domingo de pasión -más conocido como domingo de ramos- inaugura la semana santa. De acuerdo con la rúbrica, "en este día la Iglesia celebra la entrada de Cristo en Jerusalén para realizar su misterio pascual". Los cuatro evangelistas relatan este acontecimiento y subrayan su importancia. Jesús es presentado como el Rey-Mesías, que entra y toma posesión de su ciudad. Pero no entra como un rey guerrero que avanza con su gran ejército, sino como un Mesías humilde y manso, cumpliendo así la profecía de Zacarías (9,9): "He aquí que tu rey viene a ti; él es justo y victorioso, humilde y. montado en un asno".

La procesión. La característica de la procesión es el júbilo, gozo que anticipa el de pascua. Es una procesión en honor de Cristo rey; por eso los ornamentos son rojos y se cantan himnos y aclamaciones a Cristo. La Iglesia realiza los acontecimientos del primer domingo de ramos: lo que se lee en el evangelio se vive inmediatamente después en la procesión.

"¡Bendito el que viene en nombre del Señor!; ¡hosanna en las alturas!" En cada celebración eucarística repetimos esta aclamación al comenzar la oración eucarística. La venida de Cristo en el misterio eucarístico acontece diariamente. En la procesión del domingo de ramos, la Iglesia, representada en cada asamblea litúrgica, sale a recibir y dar la bienvenida a Cristo de una manera especial.

La procesión nos transmite como una anticipación o pregustación del domingo de pascua. La alegría y el triunfo de pascua rompe así la liturgia más bien sombría del domingo de ramos. Las palmas que se bendicen y se llevan en procesión, son emblema de victoria. "Hoy honramos a Cristo, el rey triunfador, llevando estos ramos". El responsorio que se canta al entrar en la iglesia menciona explícitamente la resurrección: "Al entrar el Señor en la ciudad santa, los niños hebreos profetizaban la resurrección de Cristo".

Liturgia de la palabra. Este domingo se llama de dos maneras: domingo de ramos y también domingo de pasión. Ramos por la victoria y pasión por el sufrimiento. La procesión es heraldo de la victoria de pascua; en cambio, la liturgia de la palabra que le sigue nos sumerge en la liturgia del viernes santo. Cristo vencerá efectivamente, pero lo hará por su pasión y muerte.

La primera lectura es del profeta Isaías (50,74). Los sufrimientos del profeta en manos de sus enemigos son figura de los de Cristo. Su serena aceptación de los insultos e injurias nos hace pensar en la humildad de Cristo cuando fue sometido a provocaciones aún peores. Es un sufrimiento aceptado libremente y voluntariamente soportado. Esta idea de aceptación se encuentra también en la segunda lectura (Flp 2,6-11), que nos dice: "Cristo se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz". Repetimos el mismo tema en el prefacio: "Siendo inocente, se entregó a la muerte por los pecadores y aceptó la injusticia de ser contado entre los criminales".

La segunda lectura nos hace penetrar con profundidad en el misterio de la redención. San Pablo, escribiendo a los filipenses, habla del anonadamiento (kenosis) de Cristo, el cual no sólo "se despojó de sí mismo asumiendo la condición de esclavo", sino que incluso se humilló hasta someterse a la muerte de cruz. Esta era lo último de la humillación y el anonadamiento, hacerse un proscrito, un desecho de la sociedad. Pero san Pablo, después de sondeadas las profundidades de los sufrimientos de Cristo, eleva en seguida nuestro pensamiento: "Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el `Nombre-sobretodo-nombre`.