sábado, 16 de junio de 2012

XI DOMINGO CICLO - B


 DOMINGO XI - B (17 de junio del 201)

San Marcos 4,26 - 34

En aquel tiempo dijo Jesús: “El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo.
La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga.
Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la hoz, porque ha llegado la siega.”
Decía también: “¿Con qué compararemos el Reino de Dios o con qué parábola lo expondremos?
Es como un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra, es más pequeña que cualquier semilla que se siembra en la tierra; pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las hortalizas y echa ramas tan grandes que las aves del cielo anidan a su sombra.”
Y les anunciaba la Palabra con muchas parábolas como éstas, según podían entenderle; no les hablaba sin parábolas; pero a sus propios discípulos se lo explicaba todo en privado.
                                                                                                                      Palabra del Señor.

    Estimados hermanos y hermanas, Paz y Bien:

El domingo pasado Jesús nos decía: tomen y coman que esto es mi cuerpo… quien no come de ella no tiene vida eterna. Hoy nos dice que no todo depende de nosotros, hay cosas que no dependen de nuestro esfuerzo y trabajo.  

   Presumiblemente esta parábola a muchos les va a chocar, porque, estamos acostumbrados a que todo lo tenemos que hacer nosotros, a que todo depende de nuestro esfuerzo y sudores, alguien como Jesús nos dice que hay cosas que brotan y crecen sin que sepamos cómo, que lo hacen sin que nosotros hagamos nada, mejor dicho, mientras nosotros dormimos.

   Pero cuidado, alguien puede decir y pensar, entonces el carro camina por si, la maquina se fabrica por sí. No no, no;  lo que sí se nos dice que la vida tiene una fuerza en sí misma y que muchos aspectos de ella no depende de nosotros.

   Es que la cultura secular de hoy, pareciera que entró en competencia con Dios. Hasta se piensa alegremente que todo depende del hombre y nada de Dios. Pero, oiga cómo que todo depende del hombre? Cómo que todo depende de tu trabajo? Que todo depende de ti y que no dependes de nada n de nadie?

   Se han dado cuenta que el hombre ha desafiado abiertamente a Dios? De esas cosas tiene la cultura secular. Ante este parecer, hoy Jesús nos dice: No es cierto que todo dependa del hombre. Algunas cosas mínimas si depende del hombre, pero tampoco es para tanto. Gran parte o casi todo depende  de Dios.

   Dios pone la semilla y la tierra con su creación, o el hombre fabricó alguna semilla? Pues el hombre no ni siquiera capaz de hacer que una gusanillo se mueva por si. Y menos encender una pequeña estrella en el cielo. Y fíjense, Dios nos pone además de la semilla y la tierra, el sol que nos da calor se evapora el agua y hay lluvia, elemento muy necesario para la planta. El hombre qué pone en esta escena del sembrío? Casi nada; pero Dios que es bueno permite que el hombre se sienta útil y hace que coopere con un casi nada de intervención, cual es eso? Que prepare la tierra y siembre la semilla y si Dios no nos da las manos? Porque hay hermanos que no tienen pies o manos… ahí está el asunto.

   El mensaje del evangelio está claro: busca hacernos entender  Sí se nos dice que las semillas que sembramos crecen por su misma fuerza interna, aunque nosotros estemos dormidos; y que Dios mismo va creciendo dentro de nosotros, por más que nosotros no sepamos cómo.

   Esa es la diferencia entre hacer cosas y sembrar semillas de vida. Esa es la diferencia entre depender del fruto de nuestro esfuerzo o depender del dinamismo de la vida.

   Ustedes mismo tienen la experiencia. ¿Cuántos granos o semillas han sembrado en su jardín? Ahora, ¿qué hacen? A esperar sencillamente a que crezcan por sí mismas, broten, echen el tallo y terminen dando bellas flores y frutos. Nuestro trabajo solo es la de cuidar.

   El Evangelio es una fuerza que como esa semillita crece interiormente. Dios es una fuerza que crece desde dentro. La vida de cada día es una fuerza que se va desarrollando cada día sin nosotros enterarnos. Tú no sabes cuándo dejaste de ser niño, sin que te des cuenta ya fuiste joven… un día sin darte cuenta ya eres adulto o ¿No se han dado cuenta de cómo su hijo crece sin que lo noten? Lo notan al año, cuando ya la ropa le queda corta.
   
   Así, es el reino de Dios, sin darnos cuenta ya estamos encaminados y un día ya estaremos en el reino de Dios completamente, pero requiera nuestra pequeña cooperación, con razón San Agustín decía: fuiste creado sin ti, pero no te salvaras si ti. 
                                                                               Paz y Bien.

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