DOMINGO XVII - A (30 de Julio del 2023)
Proclamación del santo evangelio según Mateo 13,44-52:
13:44 El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido
en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría,
vende todo lo que posee y compra el campo.
13:45 El Reino de los Cielos se parece también a un
negociante que se dedicaba a buscar perlas finas;
13:46 y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo
que tenía y la compró.
13:47 El Reino de los Cielos se parece también a una red que
se echa al mar y recoge toda clase de peces.
13:48 Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla
y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve.
13:49 Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y
separarán a los malos de entre los justos,
13:50 para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá
llanto y rechinar de dientes.
13:51 ¿Comprendieron todo esto?" "Sí", le
respondieron.
13:52 Entonces agregó: "Todo escriba convertido en
discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus
reservas lo nuevo y lo viejo". PALABRA DEL SEÑOR.
REFLEXIÓN:
Estimados amigos en el Señor y Paz y Bien.
“El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido
en un campo” (Mt 13,44). “Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”
(Mt 6,21). El Tesoro más grande que tiene la Iglesia es la Santa Eucaristía. Jesús
les dijo: “El pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo. Le
dijeron: Señor, danos siempre de ese pan. Les dijo Jesús: Yo soy el pan de la
vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca
sed” (Jn 6,33-35). Dijo también: “Mi carne es verdadera comida y mi sangre
verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo
en él” (Jn 6,55-56).
¿Cuál es el presupuesto requerido para buscar el tesoro (Mt
13,44)?: La sabiduría: “¡Feliz el hombre que encuentra la sabiduría y obtiene
la inteligencia, porque la sabiduría vale más que la plata y es más rentable
que el oro fino!” (Prv 3,13-14); La fe: “Jesús le dijo: Todo es posible para el
que cree y tiene fe. Inmediatamente el padre del niño exclamó: Creo, pero
aumenta mi fe" (Mc 9,24-25).
“Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mt
6,21). Jesús dijo al joven rico: “Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que
tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven, y
sígueme” (Mt 19,21). “A causa del sublime conocimiento de Cristo Jesús, mi
Señor, todo lo considero basura en este mundo con tal de ganar a Cristo” (Flp
3,8).
La primera lectura nos habla del rey Salomón, hijo de David
y vivió en pleno siglo X a. de JC. Aprovechó la obra realizada por su padre y
supo mantener con gran esplendor a su pueblo sin ninguna guerra. En cambio,
creó una red de relaciones internacionales muy enriquecedoras con los reinos
vecinos.
El relato que hoy hemos leído nos transporta al día de su
entronización. Es un testimonio que nos puede estimular. En aquel primer día de
su reinado, supo pedir el regalo más valioso: "Pídeme lo que
quieras", le dice el Señor. Entonces, consciente de su responsabilidad
como gobernante, Salomón comprende que Israel no es una propiedad particular
suya, sino que es el pueblo de Dios y sabe que tendrá que responder ante Dios
sobre su administración. Por eso le responde: "Da a tu siervo un corazón
dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir el bien del mal".
Salomón elige la sabiduría. Para él, este es el mejor regalo
que puede recibir del Señor. No le pide riqueza, ni muchos años de vida, ni
victorias sobre los enemigos. Le pide sabiduría. El rey conseguirá la gracia
que pide, y muchas más.
Jesús, en el evangelio, nos habla de un hombre que encontró
un tesoro en un campo. Sabía que aquello le resolvería los problemas para
siempre. El campo era muy caro. Pero él lo quería. Recogió todo lo que tenía,
todas las demás propiedades, y las vendió. Se quedó sin nada para poder
adquirir aquel campo y hacerse con el tesoro. Como Salomón. Lo olvida todo para
conseguir la sabiduría. Para Salomón, la sabiduría es el tesoro escondido en el
campo de la v ida.
No tenemos día de entronización como Salomón, pero sí
tenemos una vida, una vida que necesitamos vivir con plenitud. El mundo nos
presenta muchos valores que deslumbran: dinero, fama, poder... Muchos valores
también que van cambiando según las modas. Vemos a las personas que se mueven
entusiasmadas, ahora con esto, ahora con aquello y, a menudo, después, las
encontramos desencantadas, desorientadas, como si volasen sin norte. La vida
necesita una razón que coordine todas nuestras actividades, que las impulse,
que las ilumine. Necesita un tesoro. Pero muchas veces este tesoro está
escondido.
-El tesoro del cristiano. Si no queremos hablar en términos
jurídicos, podemos decir que el cristiano no es cualquier persona que haya sido
bautizada. Cristiana es la persona que ha encontrado el tesoro auténtico, la
persona que ha encontrado a JC. "Tanto ha amado Dios al mundo que le ha
dado a su Hijo único" (Jn 3,16). Aquello que hace que seamos cristianos es
habernos encontrado con Dios en su Hijo Cristo Jesús (Jn Jn 14,8).
No se trata solamente de ser seguidores (Jn 14,6). Se trata
ante todo de ir descubriendo algo nuevo. Un descubrimiento que siempre es un
don de Dios, aunque normalmente sólo se nos da después de la oración humilde y
confiada, después del servicio generoso a los hermanos. Pero es un
descubrimiento que, de una vez por todas, ilumina todos los rincones de la
existencia y comienza una marcha definitiva, cargada de luz y de amor.
Encontrar a JC es ir a lo más profundo, es poner los cimientos, es atarte al
eje, es soldarte al cigüeñal.
Encontrar a JC, también es, una vez bien sujeto a Él,
dejarte proyectar por Él a una lucha generosa y solidaria en favor de los
demás, de manera que todos los intereses personales quedan revitalizados. El
tesoro es Él y todo aquello que Él comporta.
Nos ayuda a desprendernos de todos los demás valores, a ponerlos
al servicio de la causa más importante. Por esto, quien ha encontrado el
auténtico tesoro que es JC no puede dejarse ganar por nadie cuando se trata de
hacer un mundo más justo y más fraternal.
En la Eucaristía hoy el Padre nos dice como a Salomón:
"Pídeme lo que quieras". Quien encuentra a Jesús se siente libre y
experimenta una gran alegría. Se siente acogido por el Amor y libre para amar,
libre para dar vida, para darse del todo. "Sabemos que a los que aman a
Dios todo les sirve para el bien", nos ha dicho san Pablo.
En la Eucaristía, hoy, JC se nos da una vez más como el
tesoro, para ser el motor, la luz, la alegría, la vida de nuestra vida. Así se
va realizando el proyecto de Aquel que nos predestinó a ser imagen de su
Hijo".
Si has hallado tu tesoro que es Cristo Jesús o que es lo
mismo el reino de Dios, disfruta de ese tesoro hallado siendo o actuado
como hombre nuevo (Ef 4,23). Los santos han hallado su tesoros en Cristo, el
Señor por eso han sido las personas más felices y contentos. Los apóstoles han
hallado el tesoro y dejándolo todo lo siguieron (Lc 5,11). San Pablo halló su
tesoro y dijo: “Para mi Cristo lo es todo” (Col. 3,11). “A causa del Señor,
nada tiene valor para mí en este mundo. Todo lo considero basura con tal de
ganar a Cristo” (Flp 3,8). Por eso, quien supo hallar el tesoro en su vida
tiene que estar alegre, como nos recomienda San Pablo: “Estén alegres en el
Señor, os lo repito estén alegres” (Flp 4,4).
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