VI DOMINGO DE PASCUA – B (05 de Mayo del 2024)
Proclamación del Santo evangelio
según San Juan 15,9-17
15:9 Como el Padre me amó,
también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor.
15:10 Si cumplen mis
mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi
Padre y permanezco en su amor.
15:11 Les he dicho esto para que
mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.
15:12 Este es mi mandamiento:
Ámense los unos a los otros, como yo los he amado.
15:13 No hay amor más grande que
dar la vida por los amigos.
15:14 Ustedes son mis amigos si
hacen lo que yo les mando.
15:15 Ya no los llamo servidores,
porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les
he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.
15:16 No son ustedes los que me
eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que
vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en
mi Nombre, él se lo concederá.
15:17 Lo que yo les mando es que
se amen los unos a los otros. PALABRA DEL SEÑOR.
Amigos en el Señor Paz y Bien.
“Dios nos manifestó su amor
enviándonos a su Hijo único al mundo, para que tuviéramos Vida por medio de él”
(I Jn 4,9). “La prueba de que Dios nos ama es que, siendo nosotros pecadores,
Cristo murió por nosotros” (Rm 5,8). “Como el Padre me amó, también yo los he
amado a ustedes. Permanezcan en mi amor” (Jn 15,9). “Nadie ha visto nunca a
Dios: si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y el amor
de Dios ha llegado a su plenitud en nosotros” (Jn 4,12). La única evidencia que
tenemos si estamos unidos a Dios es que vivamos en el amor. “Hijitos míos, no
amemos con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad” (I Jn 3,18).
El Pasado domingo Jesús nos habló
en la figura de la vid: “Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que
permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada
pueden hacer” (Jn 15,5). Hoy nos dice. “Si cumplen mis mandamientos,
permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y
permanezco en su amor” (Jn 15,10). ¿Cuáles son los mandamientos del que nos
hace referencia el Señor? Tenemos que ir al siguiente episodio en el que nos
dice: “Les doy un mandamiento nuevo que, ámense los unos a los otros. Así como
yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros. En esto todos
reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a
los otros” (Jn 13,34-35).
En los sinópticos el episodio del
amor unos a otros tiene la connotación siguiente ante la pregunta del maestro
de la ley: “¿Cuál es el mandamiento más grande de la Ley? Jesús le respondió:
“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu.
Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al
primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos
dependen toda la Ley y los Profetas” (Mt 22,36-40). Como se ve; los tres
primeros mandamientos de la ley Moisés (Ama a Dios, no levantar el nombre de
Dios en vano y santificar las fiestas) lo resume en un solo mandato: Amor a
Dios. El segundo: amor al prójimo agrupa a los siete mandamientos (honra a tu
padre, hasta no codiciar los bienes ajenos). Hoy nos lo dice lo mismo pero de
modo descendente: “Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes.
Permanezcan en mi amor” (Jn 15,9).
Juan nos dice: “A Dios nadie ha
visto, pero el Hijo único que está en el seno del Padre nos lo dio a conocer”
(Jn 1,18). Lo mismo se reitera en la I carta de Juan: “Nadie ha visto nunca a
Dios pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros y el
amor de Dios ha llegado a su plenitud en nosotros” (I Jn 4,12). Hoy en la
segunda lectura nos lo resumió así: “El que ama ha nacido de Dios y conoce a
Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor” (IJn 4,7-8).
En segundo lugar, nos manda que
vivamos alegres, pero participando de su propia alegría: “Si cumplen mis
mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi
Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi gozo sea el de
ustedes, y ese gozo sea perfecto”(Jn 15,10-11). Jesús no quiere seguidores
tristes y que viven todo el día amargados, por eso nos da una serie de razones
para poder estar alegres y vivir de la alegría, pero de una alegría plena. La
primera razón para la alegría es, saber que Él nos ama. La segunda: que somos
sus amigos (Jn 15,14). La tercera: que Él mismo nos ha elegido, somos elegidos de
Él (Jn 15,16). Y cuarta: que nosotros estamos llamados a amarnos los unos a los
otros como Él nos ha amado (Jn 16,17).
Como se dan cuenta, Él va siempre
por delante: Él es la vida. El Padre le ama y Él nos ama. Él nos hace amigos
suyos. Él nos elige y Él nos regala el amor con que nosotros tenemos que
amarnos. ¿No nos parece un mensaje maravilloso? Por eso Juan puede
escribir: “Dios nos amó primero.”(I Jn 4,10). Aquí tendríamos que decir, ¿hay
alguien que dé más? Se trata de un Evangelio que debiéramos leer todos los días
al levantarnos.
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