DOMINGO XXII - C (01 de setiembre dl
e2019)
Proclamación del Santo Evangelio
según San Lucas 14 1.7-14:
14:1 Un sábado, Jesús entró a
comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban
atentamente.
14:7 Y al notar cómo los invitados
buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola:
14:8 "Si te invitan a un
banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que
haya sido invitada otra persona más importante que tú,
14:9 y cuando llegue el que los
invitó a los dos, tenga que decirte: "Déjale el sitio", y así, lleno
de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar.
14:10 Al contrario, cuando te
inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que
te invitó, te diga: "Amigo, acércate más", y así quedarás bien
delante de todos los invitados.
14:11 Porque todo el que se
ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".
14:12 Después dijo al que lo había
invitado: "Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni
a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te
inviten a su vez, y así tengas tu recompensa.
14:13 Al contrario, cuando des un
banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos.
14:14 ¡Feliz de ti, porque ellos
no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de
los justos!". PALABRA DEL SEÑOR.
REFLEXION:
Estimados amigos(as) en el Señor
Paz y Bien.
En la lectura del domingo anterior
“Preguntaron: Señor, ¿Serán pocos los que se salvan?" Él respondió:
Esfuércense en entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos
querrán entrar y no podrán entrar” (Lc 13,23-24). Hoy nos da mayores luces de
cuantos o quiénes son los que se salven: “Todo el que se ensalza será
humillado, y el que se humilla será ensalzado" (Lc 14,11). Es decir: a) Se
salvaran todos los que se dejan ensalzar por Dios. El ensalzamiento de Dios
suscita la estadía con Dios. Pero requiere que el hombre sepa situarse ante
Dios tal cual es: “Dios creó, al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le
creó, varón y mujer los creó” (Gn 1,27). El hombre si sabe reconocerse como
criatura de Dios, entonces Dios se encarga de ensalzarlo al darle el soplo de
su Espíritu (Gn 2,7).
b) “El que se ensalce será
humillado” (Lc 14,11). El que no se deja ensalzar por Dios; busca ensalzarse a
sí mismo. Dios al crear al hombre le dijo: “No comerás del árbol prohibido, el día
que comas de ella ten certeza que morirás” (Gn 2,16). Mas luego, se nos describe: “Replicó la
serpiente a la mujer: De ninguna manera morirán. Es que Dios sabe muy bien que
el día en que coman de él, se les abrirán los ojos y serán como dioses,
conocedores del bien y del mal” (Gn 3,4-5). El pecado del demonio es
precisamente el ensalzarse así mismo, prescindiendo de Dios. Como se cree igual
a Dios, instiga al hombre a que desobedezca a Dios y se ensalce así mismo. Por
tal razón Dios humillo al Ángel rebelde enviándolo a su propio reino que es el
infierno.
Hoy nos ha puesto un ejemplo para
los que de veras nos interesa nuestra salvación: “Cuando des un banquete,
invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. ¡Feliz de
ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la
resurrección de los justos! (Salvación)" (Lc 14,13-14). “El Rey dirá a los
de su derecha: "Les aseguro que cada vez que compartieron un con el más
pobres de mis hermanos, lo hicieron conmigo. Luego dirá a los de la izquierda:
Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el
demonio y sus ángeles… porque: Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con
el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo. Estos irán al
castigo eterno, y los justos a la Vida eterna" (Mt 25,40-46). “Den, y se
les dará (Lc 6,38). “Dios quiere que todos los hombres se salven, llegando al
conocimiento de la verdad” (I Tm 2,4).
En la enseñanza de este domingo,
Jesús agrega dos consejos respecto al deseo de salvación de la humanidad: 1)
“Cuando te inviten a una fiesta, ve a colocarte en el último sitio, de manera
que cuando llegue el que te invitó, te diga: Amigo, acércate más, y así
quedarás bien delante de todos los invitados” (Lc 14,10). 2) “Cuando des un
banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los
ciegos. Y Feliz de ti, porque ellos no
tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los
justos” (Lc 14,13-14).
Las dos enseñanzas de hoy de Jesús bien pueden acuñar una respuesta a
otra escena de fiesta en el que alguien entro sin traje de fiesta: "Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí
sin el traje de fiesta? El otro permaneció en silencio. Entonces el rey dijo a
los guardias: Atenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí
habrá llanto y rechinar de dientes. Porque muchos son llamados, pero pocos son
elegidos" (Mt 22,12-14). ¿Qué es ese traje de fiesta que se requiere para
estar en fiesta (Cielo)? El traje de fiesta es la santidad. Solo los que son
santos serán parte del banquete de bodas del Cordero, es decir gozaran de la
vida eterna. Hoy nos da dos pautas más de cómo podemos ganarnos el traje de
fiesta: Siendo humildes, buscando siempre los últimos puestos en los banquetes
si somos invitados (Lc 14,10), e invitar a los pobres si organizamos una fiesta
o banquete (Lc 14,13).
En el fondo, en las dos escenas
hay un común denominador, tanto en buscar los puestos de honor, como en invitar
a los pobres en nuestras fiestas y es el amor. Quien hace con amor las cosas (I
Cor 16,14), sabe amar a todos por igual, empezando por los desposeídos, los
pobres (Mt 25,40). De ahí que con mucha razón nos dice Juan. “Quien ama a Dios
y no ama a su hermanos es un mentiroso”
(I Jn 4,20).
Jesús se interesa mucho por
hacernos entender del por qué tenemos que saber amarnos, así por ejemplo
explica a Nicodemo: “Tanto amó Dios al mundo le dio a su Hijo Único, para que
quien cree en él no se muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió
a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve el mundo
gracias a él” (Jn 3,16-17)). Y el modo como nos amó, es el amor de Dios por
cada uno de nosotros al decir: “No hay amor más
grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15,13). “Yo soy la
puerta: el que entre por mí estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará
alimento. El ladrón sólo viene a robar, matar y destruir, mientras que yo he venido
para que tengan vida y la tengan en plenitud. Yo soy el Buen Pastor. El buen
pastor da su vida por las ovejas” (Jn. 10,9-11).
Resaltamos algunos detalles más:
“Jesús vio que los invitados escogen los primeros asientos” (Lc 14,7). Todos el
que de enaltecer será humillado y quien se humille será enaltecido” (Lc
14,11). La gratuidad: “Cuando des un
banquete invita a los pobres… y feliz de ti porque no pueden pagártelo, te
pagaran cuando resuciten los juntos” (Lc 14,13). Hablar de la gratuidad es
hablar del mismo amor de Dios por cada de uno de nosotros y volvemos a resaltar el tema del
amor porque en fin Dios es simplemente amor: “Si amas estás en Dios y conoces a
Dios y si no amas no estás en Dios y no conoces a Dios, porque Dios es amor” (I
Jn 4,8). Hasta tal punto, que Jesús
resumen toda la enseñanza de la palabra de
en el amor cuando un maestro de la Ley y le preguntó: ¿Qué mandamiento
es el primero de todos? Jesús le contestó: El primer mandamiento es: “Escucha,
Israel: El Señor, nuestro Dios, es un único Señor. Amarás al Señor, tu Dios,
con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu inteligencia y con todas tus
fuerzas. Y después viene este otro: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay
ningún mandamiento más importante que éstos (Mc 12,28-31).
Jesús no tiene reparo alguno al
proponer como meta de su seguimiento una meta muy alta. Ser capaz de
aventurarse a una fidelidad que puede llevar hasta la mismísima cruz, que es la
misma expresión muy sintética del amor de Dios hacia la humanidad, “No hay amor
más grande que el dar la vida pos rus amigos” (Jn 15,13). Pero Jesús es
realista, sabe que somos fáciles de entusiasmarnos con altos ideales, y también
sabe que somos demasiado fáciles para luego echarnos atrás o quedarnos a medio
camino. Dios no es de ilusiones tan altas como el del joven rico. “Que hare
para heredar la vida eterna?: Cumple los mandamientos y tendrás vida eterna… ya
la cumplí que más me falta? Jesús le dijo te falta algo: vende todo cuanto
tienes dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo y luego sígueme” (Mc
10,17).
En el evangelio de hoy bien
podemos pensar que Jesús trata de desalentar a la gente a que le siga. Sin
embargo, Jesús lo que hace es, primero, ponernos una meta alta y difícil, pero
si es posible para quien se propone en verdad. Por eso no quiere seguidores que
se entusiasman hoy y se desalientan mañana. Lo que no reclama es que nadie está
obligado a seguirle, es una opción libre que cada uno asume, pero quiere que
sea una opción pensada. Primero es preciso "sentarse y pensar" hasta
donde tenemos el coraje de llegar hasta el final.
Ser cristiano no es una broma y de
meras ilusiones. Ser cristiano no es fuego de un día. Ser cristiano no es
"juegos artificiales", muy bonitos en la noche, pero que se apagan
pronto. Ser cristiano es tomar en serio el Evangelio y es tomarle en serio a
Él. “Pedro dijo nosotros lo hemos dejado todo para seguirte. Jesús aclaro a
Pedro: Quien haya dejado casa, padres, hermanos, campos por mí, recibiera cien
veces más en esta vida y en la otra la vida eterna” (Mc 10,28).
Es que ser cristiano no es tomarse
un fin de semana en un campamento en la sierra o en la playa. Ser cristiano es
la mayor aventura de la vida, el mayor riesgo de la vida porque es seguirle a
Jesús y llegar hasta donde Él llegó. Por eso ser cristiano implica tomar
decisiones pensadas, reflexionadas. De lo contrario, corremos el peligro del
que decidió construir una torre y no tenía con qué terminarla. Al final, todo
el mundo se reiría de él. Yo pienso cuántos no se reirán de muchos de nosotros,
cristianos que nos quedamos en la pila bautismal y no avanzamos más que hasta
la Primera Comunión y ahí nos sentamos.
Jesús no quiere cristianos que
hagamos el ridículo ante la gente. No quiere cristianos arrepentidos que tratan
de buscar caminos más fáciles. Jesús quiere cristianos de cuerpo entero que son
capaces de jugarse enteros y todo por él, porque él se jugó todo por ti e
incluso dios su vida por ti y al respecto San Pablo dice: “El (Cristo Jesús),
siendo de condición divina, no se apegó a su igualdad con Dios, sino que se
redujo a nada, tomando la condición de servidor, y se hizo semejante a los
hombres. Y encontrándose en la condición humana, se rebajó a sí mismo
haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte en una cruz. Por eso Dios lo
engrandeció y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al Nombre
de Jesús se doble toda rodilla en los cielos, en la tierra y entre los muertos,
y toda lengua proclame que Cristo Jesús es el Señor, para gloria de Dios
Padre”(Flp 26-11). “Todo lo que hasta ahora consideraba una ganancia, lo tengo
por pérdida, a causa de Cristo. Más aún, todo me parece una desventaja
comparado con el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él,
he sacrificado todas las cosas, a las que considero como basura, con tal de
ganar a Cristo” (Flp 3,7-8). “Para mi Cristo lo es todo” (Col 3,11).