FELIZ DÍA DEL SACERDOTE A TODOS MIS HERMANOS SACERDOTES FRANCISCANOS DE LA PROVINCIA FRANCISCANA DE LOS XII APÓSTOLES DEL PERÚ Y A LOS SACERDOTES FRANCISCANOS DEL MUNDO.
SALÍ DEL PADRE, VINE AL MUNDO… AHORA DEJO EL MUNDO Y VUELVO
AL PADRE” (Jn 16,28). “NO LES DEJARÉ HUÉRFANOS, VOLVERÉ POR USTEDES” (Jn
14,18). EN ADELANTE, EL ESPÍRITU PARÁCLITO, EL INTERPRETE QUE EL PADRE ENVIARÁ EN MI NOMBRE, LES ENSEÑARÁ Y RECORDARÁ TODO LO QUE LES HE ENSEÑADO” (Jn 14,26). “TOMAD
Y COMED TODOS DE ÉL PORQUE ESTO ES MI CUERPO QUE SE ENTREGA POR UDS. TOMAD Y
BEBED TODOS DE ÉL PORQUE ESTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE QUE SE DERRAMA POR UDS”
(Mt 26,26).
INSTITUCIÓN DE LA SANTA EUCARISTÍA.
Lecturas de la liturgia del Jueves Santo
- Primera Lectura: Exodo 12,1-8.11-14
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra
de Egipto: "Este mes será para vosotros el principal de los meses; será
para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel:
"El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por
casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el
vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su
parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o
cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de
Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y
el dintel de la casa donde lo hayáis comido.
Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, comeréis panes
sin fermentar y verduras amargas. Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las
sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa,
porque es la Pascua, el paso del Señor. Esta noche pasaré por todo el país de
Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y de animales; y haré
justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre será vuestra
señal en las casas donde estéis: cuando vea la sangre, pasaré de largo; no os
tocará la plaga exterminadora, cuando yo pase hiriendo a Egipto. Este día será
para vosotros memorable, en él celebraréis la fiesta del Señor, ley perpetua
para todas las generaciones."
Salmo Responsorial: 115
- "El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo."
¿Como pagaré al Señor / todo el bien que me ha hecho? /
Alzaré la copa de la salvación, / invocando su nombre. R.
Mucho le cuesta al Señor / la muerte de sus fieles. / Señor,
yo soy tu siervo, / hijo de tu esclava; / rompiste mis cadenas. R.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza, / invocando tu
nombre, Señor. / Cumpliré al Señor mis votos / en presencia de todo el pueblo.
R.
- Segunda Lectura: I Corintios 11,23-26"Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor"
Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del
Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que
iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y
dijo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en
memoria mía." Lo mismo hizo con él cáliz, después de cenar, diciendo:
"Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez
que lo bebáis, en memoria mía." Por eso, cada vez que coméis de este pan y
bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.
- Evangelio: Juan 13,1-15"Los amó hasta el extremo"
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había
llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que
estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le
había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y
Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios
y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una
toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies
a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón
Pedro, y éste le dijo: "Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?" Jesús le
replicó: "Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás
más tarde." Pedro le dijo: "No me lavarás los pies jamás." Jesús
le contestó: "Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo." Simón
Pedro le dijo: "Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la
cabeza." Jesús le dijo: "Uno que se ha bañado no necesita lavarse más
que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios,
aunque no todos." Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo:
"No todos estáis limpios."
REFLEXIÓN:
El cuerpo y la sangre eucarísticos de Jesús nos aseguran la
presencia del mismo Señor glorificado y sacramentado a lo largo de la historia.
Y es el corazón de la Iglesia. Es Jesús mismo quien establece de manera
concreta, en la Eucaristía, la permanencia visible y misteriosa de su cuerpo
como pan vivo bajado del cielo cuando nos dijo: YO SOY EL PAN VIVO BAJADO DEL
CIELO,QUIEN COME DE ESTE PAN NO MORIRÁ SINO QUE TENDRÁ VIDA ETERNA” (Jn 6,51). La muerte Jesús en la Cruz por nosotros que es
manifestación de su supremo amor por la humanidad (Jn 3,16), de su venida continua
dentro de nosotros para salvarnos y santificarnos. Es así como en cada
celebración eucarística su corazón, traspasado por la lanza del soldado (Jn
19,34), sea abre para derramar el Espíritu Santo sobre la Iglesia y el mundo.
Jesús sabiendo que había llegado la hora de pasar de este
mundo al Padre y sabiendo que los suyos quedan en el mundo los amo y los amo
hasta el extremo (Jn 13,5) amor extremo que les expresa en este gesto de “lavatorio
de los pies” (Juan 13,1-15). Notemos que en la última cena, el evangelista Juan
no habla de la institución de la Eucaristía (que se encuentra ampliamente
tratada en el discurso del “Pan de Vida” en Jn 6). Juan prefiere colocar aquí
un gesto que indica el significado último de la Eucaristía, como acto de amor
extremo de Jesús por los suyos, manifestación de un servicio pleno hacia los
discípulos.
(1) Introducción: la hora del amor supremo (13,1)
La última parte del evangelio de Juan (13-21) se abre con
una introducción solemne: “Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que
había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los
suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo” (13,1).
Dos aspectos se ponen de relieve:
- Esta es la hora en que Jesús regresa a la casa del Padre:
“había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre”. Él conoce el camino y
la meta.
- Esta es la hora en la que Jesús da la máxima prueba de su
amor: “los amó hasta el extremo”. Juan señala que el amor de Jesús viene de Dios y es, por lo
tanto, un amor gratuito y total. La cruz de Jesús será la manifestación de este
amor divino, afecto supremo que ama hasta las últimas consecuencias, hasta el
extremo de sus fuerzas.
El marco es el de la Pascua hebrea: “Antes de la fiesta de
la Pascua”. En ella el pueblo de Israel celebra con gratitud los beneficios de
Dios, quien lo liberó de la esclavitud y lo hizo su pueblo. Jesús lleva a su
cumplimiento esta liberación, arrancando al hombre de la esclavitud del pecado
y de la muerte y dándole la comunión plena con Dios.
El gesto simbólico del lavatorio de los pies muestra la
significación de la entrega de su vida y el valor ejemplar que ésta tiene para
todo discípulo.
(2) El lavatorio de los pies (13,2-5)
El episodio del lavatorio de los pies es un “signo” que
revela un misterio mucho más grande que lo que una primera lectura inmediata
puede sugerir.
El gesto contiene una catequesis bautismal y al mismo tiempo
una enseñanza sobre la humildad, una ilustración eficaz del mandamiento del
amor fraterno a la manera de Jesús: el amor que acepta morir para ser fecundo.
“Durante la cena” (13,2ª). En la cena, donde el vivir en
comunión encuentra su mejor expresión, pesa la sombra de la traición que rompe
la amistad. Pero mientras el traidor se mueve orientado por el diablo (13,2b), Jesús
lo hace dejándose determinar por Dios (13,3). Lo que Jesús ha hecho y va a
hacer proviene de su comunión con Dios. Ahí radica la libertad que hará que la
muerte que le aguarda sea realmente un don de amor por los suyos y por los
hijos de Dios dispersos.
“Y se puso a lavar los pies de los discípulos”. Notemos en
el v.4 los movimientos de Jesús. Para demostrar su amor: (a) se levanta de la
mesa, (b) se quita los vestidos (el manto), (c) se amarra una toalla alrededor
de la cintura, (d) echa agua en un recipiente, (e) le lava los pies a los
discípulos y (f) se los seca con la toalla que lleva en la cintura.
El lavatorio de los pies está enmarcado por el “quitarse”
(13,4) y “volver a ponerse” los vestidos (13,12). Este movimiento nos reenvía
al gesto del Buen Pastor de las ovejas, quien se despoja de su propia vida para
dársela a sus ovejas. De hecho, se puede notar que los verbos que se usan en el
texto son los mismos verbos que se utilizan en el capítulo del Buen Pastor,
cuando se dice que “ofrece su propia vida” y “la retoma” (ver Jn 10,18).
El despojo del manto y del amarrarse la toalla son, por lo
tanto, una evocación del misterio de la Pasión y de la Resurrección, que el
lavatorio de los pies hace presente de manera simbólica. Jesús se comporta como
un servidor (a la manera de un esclavo) de la mesa ya que su muerte es
precisamente eso: un acto de servicio por la humanidad.
(3) El diálogo con Pedro (13,6-11).
La reacción de Pedro no tarda. En el evangelio de Juan,
Pedro representa al discípulo que tiene dificultad para entender la lógica de
amor de su Maestro y para dejarse conducir con docilidad por la voluntad de su
Señor.
Pedro no puede aceptar la humildad de su Maestro: se trata
de un acto de servicio que, según él, no está a la altura de la dignidad de su
Maestro (13,6). En la cultura antigua los pies representan el extremo de la
impureza, por eso lavar los pies era una acción que solo podían realizar los
esclavos. Pedro se escandaliza de lo que Jesús está haciendo y dicho escándalo
pone en evidencia la distancia entre su modo de ver las cosas y el modo como
Jesús las ve.
Jesús entonces le explica a Pedro que él ahora no puede
comprender lo que está haciendo por él, pero en sus palabras le hace una
promesa: “¡Lo comprenderás más tarde!” (13,7). A la luz de la Pascua no se
escandalizará más por todo lo que el Señor hizo por él y por los otros
discípulos. Más bien, aquel gesto constituirá un comentario brillante al
misterio de amor “purificador” de la Pasión: amor que los hace capaces de amar
en la perfecta unión con Dios (13,8-11). De esta forma se podrá tomar parte en
su propio destino.
(4) El valor ejemplar del gesto de Jesús (13,12-15)
Los v. 12 a 15 hacen la aplicación del lavatorio de los
pies a la vida de los discípulos, para sugerir el estilo de la comunidad de los
verdaderos discípulos: cómo debemos comportarnos los unos con los otros (ver
13,12).
Precisamente aquél que es el “Señor y el Maestro” (13,13) se
ha hecho siervo por nosotros y por tanto la comunidad de los discípulos está
llamada a continuar esta praxis de humillación en los servicios –a veces
despreciables a los ojos del mundo- para dar vida en abundancia a los
humillados de la tierra.
Este estilo de vida estará marcado por la reciprocidad, irá
siempre en doble dirección, ya que se trata de estar disponibles para hacerse
siervos de los hermanos por amor, pero también para saber acoger con sencillez,
gratitud y alegría los servicios que otros hacen por nosotros.
Juan subraya que tal servicio será un “lavarse los pies unos
a otros” (13,14); en otras palabras consistirá en aceptar los límites, los
defectos, las ofensas del hermano y al mismo tiempo que se reconocen los
propios límites y las ofensas a los hermanos.
En fin, retengamos la doble lección:
Sólo del reconocimiento del gran amor con el cual hemos sido
amados podremos madurar nuevas actitudes de perdón y de servicio con todos los
que nos rodean. Por lo tanto, dejémonos aferrar por el amor de Cristo para que
nazca de nuestro corazón una caridad y una alabanza sincera.
Jesús pide que lo imitemos para que a través de los
servicios humildes de amor a los hermanos podamos transformar el mundo y
ofrecerlo al Padre en unión con su ofrenda en la Cruz. Ésa es la raíz del
sacerdocio de Cristo en su Iglesia.
Para cultivar la semilla de la Palabra en el corazón:
2. ¿Por qué Pedro no quería dejarse lavar los pies? ¿Qué le
enseña Jesús? ¿Qué relación tiene con el bautismo? LA GRAN TENTACIÓN DE HOY ES ESA ACTITUD DE PEDRO: CREER EN DIOS PERO CON CAPRICHOS PERSONALES (Jn 13,8).
3. ¿Qué servicios concretos me está pidiendo Jesús en esta
etapa de mi vida? ¿Estoy disponible con libertad de corazón o estoy
resistiendo? AMENSE UNOS A OTROS COMO YO LES HE AMADO (Jn 13,34).
4. ¿Qué gestos concretos de amor humilde y servicial podría
hacer hoy o en estos días para aliviar el dolor de mis hermanos que sufren y
para dar respuesta a sus necesidades? TUVE HAMBRE Y ME DIERON DE COMER ¿CUANDO? CUANDO LO HICISTE CON UNO DE MIS POBRES, CONMIGO LO HICISTE. PASA AL BANQUETE DEL CIELO (Mt 25.31-46).
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