sábado, 11 de mayo de 2013

DOMINGO DE LA ASCENSION



                          DOMINGO DE LA ASCENCION DEL SEÑOR (12-MAY-2013)

                                      Evangelio según Sn Lc. 24, 46-53
  
 En aquel tiempo les dijo Jesús: "Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén.
Uds. son testigos de esto: "Miren, voy a enviar sobre uds. la Promesa de mi Padre. Por su parte permanezcan en la ciudad hasta que sean revestidos del poder desde lo alto."
Los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo. Y sucedió que, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, después de postrarse ante Él, se volvieron a Jerusalén con gran gozo, y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios.
PALABRA DEL SEÑOR

    Comentario

    Querido amigos en el señor Paz y bien.

   Jesús ya había advertido: Salí del Padre, vine al mundo, ahora dejo el mundo y vuelvo al Padre” (Jn 16,28). En mi modesta opinión creo que este episodio resume integro el actuar de Dios en su hijo Jesucristo, pero ahora conviene preguntarnos ¿ para qué vino?. San Pablo dice: “Dios salvador nuestro quiere que todos los hombres se salven llegando al conocimiento de la verdad” (1Tm 2,3). Es decir Jesús ha venido a salvarnos a todos los hombres pero tenemos que conocer la verdad y ¿cuál verdad? Jesús mismo lo dice: “yo soy la verdad, vida y camino, nadie va al Padre sino por mi” (Jn 14,6). “Si en conocer a Jesús consiste la verdad, entonces con razón dijo Jesús: Si alguien guarda mi palabra mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos morada en él” (Jn 14,23) Es decir la salvación no consiste en saber de memoria sobre el cielo, sino de vivir en Jesús. Al respectos un día San Francisco de Asís con razón dijo a sus hermanos. “La vida y regale de los hermanos menores es esto: vivir el santo evangelio de nuestro Señor Jesucristo” RB 1.

¿Recuerdan la llegada Jesús al mundo? ¿Cómo nos preparamos y festejamos su venida por su nacimiento? Cuánta fiesta, ¿verdad? Ahora que se nos va ya casi nadie hace fiesta. Porque tampoco hay lugar a la tristeza, porque su partida también es alegría: Uds. se lamentaran, se pondrán tristes, pero su tristeza se convertirá en alegría (Jn 16,20). “Porque voy y les preparare un sitio y cuando les prepare sitio volveré y les llevare conmigo para que donde estoy yo estén también Uds” (Jn15,1-3).

Sin embargo, San Lucas pone el acento de la ascensión del Señor en tres detalles importantes que conviene resaltar: El primero: Jesús se despide dándoles la bendición. "Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo" (Lc 24,51). Lo segundo: Jesús sabe que todavía no están como afrontar la misión y por eso les pide que no se muevan hasta que "sean revestidos del poder de lo alto", es decir, hasta que reciban el Espíritu Santo. Porque solo entonces estarán suficientemente preparados para dar cara por el Evangelio sin miedo ni cobardía.

Finalmente, Lucas destaca, más que el miedo y la duda, la alegría que inunda sus corazones de los apóstoles y cómo se quedan en Jerusalén a la espera de la venida del Espíritu Santo. Entonces de pronto “Vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento que lleno toda la Iglesia… todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas” (Hch 2,2-4).

Para Lucas lo importante es que para anunciar el Evangelio primero es preciso ser revestidos del Espíritu Santo. Es precisamente Él quién impulsa a la misión. Es Él quien da el coraje y la valentía del anuncio. Es Él quien nos hace sentir y experimentar la fuerza del Evangelio. Por eso, evangelizar no es hacer propaganda del Evangelio. Evangelizar es ser movidos por el Espíritu y bajo la actuación del Espíritu, lo que Lucas pondrá de manifiesto en el relato de Pentecostés en el libro de los Hechos como ya destacamos.

Además se necesita de la acción del Espíritu porque con la Ascensión comienza un camino nuevo. Un camino donde es preciso caminar sin Jesús pero con Jesús. Los discípulos tendrán que acostumbrarse a vivir sin la presencia humana de Jesús. Serán ellos los que tendrán que dar cara por Él. Es la presencia invisible de Jesús, aunque una presencia real. Un camino donde la iniciativa será de Jesús, pero la obra tendrá que ser nuestra. Es el camino de la Iglesia.

El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia. El Espíritu es el motor del dinamismo de la Iglesia. La Iglesia, como ha repetido Benedicto XVI, es "esencialmente misionera" y el Espíritu Santo tiene como misión sacar a la Iglesia de la Iglesia. Me explico, tiene la misión de sacar a la Iglesia de sí misma y lanzar hacia el mundo en misión. Es saliendo de ella misma que la Iglesia se hace misionera. La Iglesia cuanto más preocupada está de sí misma más se cierra sobre sí misma. La Iglesia tiene que mirarse a sí misma, claro está, pero tiene que hablar más del Evangelio que de ella misma, tiene que preocuparse por anunciar el Evangelio que anunciarse a sí misma. La Iglesia será más Iglesia cuanto más salga de sí misma para proclamar el Evangelio.

La Evangelización supone mucha audacia. Mucha valentía, porque tiene que anunciar el Evangelio a todos los pueblos y sabes que no todos están en actitud de abrirse al Evangelio y que, incluso, muchos tendrán que jugarse la vida por el Evangelio. Sin la fuerza del Espíritu esto no será posible.

Gracias al poder de dinámico del Espíritu santo que la iglesia posee, tiene fuerza para promover una "nueva evangelización", ¿por qué? Porque se necesita un espíritu nuevo de dar a conocer el Evangelio a los demás. Nueva porque surgen situaciones y problemas nuevos. Nueva porque el hombre es siempre nuevo y la historia es siempre nueva. Por tanto, el anuncio del Evangelio también tiene que ser nuevo si no queremos quedarnos estancados en la historia.

En el año de la fe hoy al recordar los 50 años del Vaticano II nos sitúa  esta nueva misión en estos términos: "Es propio de todo el Pueblo de Dios, pero principalmente de los pastores y de los teólogos, auscultar, discernir e interpretar, con la ayuda del Espíritu Santo, las múltiples voces de nuestro tiempo y valorarlas a la luz de la palabra divina, a fin de que la verdad revelada pueda ser mejor percibida, mejor entendida y expresada de forma más adecuada." (GS 44)

sábado, 4 de mayo de 2013

VI DOMINGO CICLO C (T.P.)



VI DOMINGO DEL TIEMPO DE PASCUA, CICLO C (05 de mayo del 2013)
Sn Juan 14,23 - 29:

En aquel tiempo Jesús respondió: "Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escuchan no es mía, sino del Padre que me ha enviado.
Les he dicho estas cosas estando entre uds. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todo y les recordará todo lo que yo les he dicho.
La paz les dejo, mi paz les doy; no les la doy como la da el mundo. No se asuste su corazón ni se acobarde. Han oído lo que les he dicho: "Me voy y volveré a uds." Si me amaran, se alegrarían de que me fuera al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Y ahora les digo, antes de que suceda, para que cuando suceda crean." Palabra del Señor.

COMENTARIO:
Hermanos(as) en el Señor Paz y bien. Estamos celebrando ya la parte final del tiempo de pascua. Y el señor nos aporta nuevas ideas para entender mejor lo que en lo sucesivo pasará: Nos declara que entramos a tiempos nuevos y nuevos templos donde Él habita y podemos encontrarnos con Dios. Jesús mismo nos dice que lo que nos anunció no es cosa suya sino que son palabras del Padre que lo ha enviado, que es Dios quien nos habla a través de Él. Para entender mejor este tiempo y templo o Iglesia nueva nos presenta al Espíritu Santo como el encargado de traducirnos esas palabras, hacernos recordar en cada momento de nuestras vidas. El Espíritu Santo es el gran maestro de esta nueva Iglesia y Él nos lo enseñará todo. Que nos deja como regalo la paz, una paz distinta la del mundo una paz nueva. La paz que nace del mismo amor del Padre. Nos pide que no tengamos miedo ahora que se va, porque Él se va pero "volverá a pronto". Que no estamos solos sino que Él seguirá presente en medio de nosotros, aunque claro está, de otra manera. Para eso nos enviará el espíritu paráclito. Nos pide que en lugar de ponernos tristes nos alegremos de que Él se nos vaya, pues está a punto de terminar su misión. Y que esa alegría es también una manera de amarle. Y nos suplica que creamos en Él, que tengamos fe en las cosas de Dios.

Gustaría resaltar también algunas ideas de este legado final de Jesús glorificado: El Espíritu Santo que Jesús nos promete al despedirse tiene una doble función: la de maestro y la de recordarnos. Ambas fundamentales para la vida de la Iglesia.

“En adelante, el espíritu paráclito, el Interprete que el Padre les enviara en mi nombre les enseñara todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho” (Jn 14,26)
 Jesús no ha podido enseñarlo todo no porque no quiso o no estaba a su alcance, sino porque entiende que aún no estamos preparados para entender a plenitud todo lo que nos ha dicho: “Aun tengo muchas cosas que decirles, pero es demasiado para uds por ahora, cuando venga Él, el espíritu de la verdad los guiara  al conocimiento de la verdad plena” (Jn 16,12-13). y ¿cuál es esa verdad plena?  “Esta es la vida eterna: conocerte a ti, único Dios verdadero y al que tú has enviado: Jesús, El Cristo”. (Jn 17,3).
El habló a unos hombres concretos que no tenían los problemas que tenemos hoy nosotros, pero es precisamente el Espíritu Santo el que hace de maestro cada día enseñándole a la Iglesia cuál es su misión y cómo hacerle llegar el Evangelio a los hombres de hoy. La Iglesia y cada uno de nosotros "somos discípulos del Espíritu Santo". Es él quien nos enseña qué hacer hoy, qué decir hoy, cómo decirlo hoy. Nos enseña cuáles son las verdaderas necesidades del hombre de hoy para su salvación.

"Les recordará todo lo que yo les he dicho”.(Jn 14,26) El Evangelio no puede ser un libro de archivo o biblioteca que se va apolillando y va perdiendo actualidad. El Espíritu Santo se encarga de actualizarlo, de recordárnoslo. Primero, para que no lo olvidemos y, en segundo, lugar para hacerlo actual y contemporáneo. Gracias a Él, el Evangelio no envejece nunca, no es cosa de historia, no pasa de moda. Por eso es preciso invocarlo antes de leerlo. Es preciso invocarlo antes de meditarlo, predicarlo, anunciarlo y vivirlo. Jesús nos los prometió, pero es el Padre el que nos lo envía. Nosotros somos los grandes beneficiados. No perdamos este regalo y tratemos de acercarnos a Él. Y gracias al espíritu paráclito nosotros vivimos en Cristo; con razón podemos exclamar como San Pablo: Para mí la vida es Cristo (Fil 2,21). Ya no vivo, es Cristo quien vive en mi (Gal 2,20).

"Vendremos a él y haremos morada en él"(Jn 14,23). Antiguamente teníamos la concepción de tener a Dios encerrado en el Templo (Jerusalén), estaba lejos del pueblo, y había que ir a Jerusalén para encontrarnos con Él. En cambio, ahora Dios nos ha convertido a todos los que creemos, nos bautizamos y le amamos en templo suyo (Mc 15,15-20). Vive en nosotros. Está en nosotros. Habita en nosotros. Lo cual indica que estamos en nuevos tiempos y no hace falta salir de nosotros para encontrarnos con Él, y para qué salir si lo tenemos en casa o mejor dicho, ¿para que salir si somos su casa? Dios no necesita de grandes catedrales para vivir solo allí y que lo visitemos de vez en cuando, prefiere la pequeñez y el calor de tu corazón y del mío y el de todos, porque ahora Dios está donde tú estés: en tu casa, en la oficina, incluso, cuando te vas de viaje. ¿No te parece maravilloso el experimentar y tomar conciencia de la maravilla que cada uno llevamos dentro? Ahora entendemos por qué San Pablo exclamó de gozo: ¿Qué podrá epatarnos del amor de Dios? Ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los tiempos, ni fuerza alguna, ni ninguna criatura podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor (Rm 8, 35-39). Alabado seas mi Señor. Amen.

sábado, 27 de abril de 2013

V DOMINGO DE PASCUA - C (T.P.)



V Domingo de pascua – 28 de Abril del 2013 – ciclo C


Sn Juan 13,31-33.34-35:

En aquel tiempo, cuando Judas salió del cenáculo, dice Jesús: "Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en Él. Si Dios ha sido glorificado en Él, Dios también le glorificará en sí mismo y le glorificará pronto."
Hijos míos, me queda poco de estar entre Uds. Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros como yo les he amado. La señal por la que conocerán que son mis discípulos será que se amen unos a otros." Palabra del Señor.

COMENTARIO:

Muy estimado y queridos hermanos(as) paz y bien en el Señor. Hoy ya estamos en el quinto domingo del tiempo de pascua, tiempo de manifestación del amor de Dios para con cada uno de nosotros, manifiesto expresado simplemente en el acontecimiento de Jesús crucificado y resucitado. Y en este contexto o despliegue festivo del amor de Dios, el evangelio de hoy nos aporta tres ideas principales, es a saber:

a) Judas que ya salió a hacer de las suyas. Jesús ve con mucha serenidad lo que se viene, por más que sabe a lo que va a pasar, Jesús mira con ojos nuevos su futuro. Sabe lo que le espera, pero no lo ve ni como algo trágico ni como una desgracia. Al contrario, siente que ahora ha llegado la hora de su propia glorificación y la glorificación del Padre en Él. Lo que para muchos serán unas momentos de dolor, frustración o fracaso, Jesús es capaz de ver en ello el momento de dar gloria a Dios y Él mismo ser glorificado. Y es que Jesús siempre ve las cosas desde el otro lado, desde el proyecto amoroso del Padre celestial.

b) La idea central que resalta el evangelio de hoy es el gran mandamiento que nos deja. Lo hace como todo buen padre lo haría con sus hijos al momento de morirse: que se amen unos a otros. Pero, no se trata de un amor como lo entiende el hombre del siglo XXI (amor eros, amor filia, amor interesado) un amor vacío. Se trata del amor como Él mismo nos ha amado. Aquí no se trata de palabras bonitas y románticas de corte novelesca y menos de una poesía bonita que todo eso no sirve de nada. El amor de verdad del que nos habla Jesús es ese amor ágape, el amor sublime, el amor incondicional y este tipo del amor verdadero solo puede venir de Dios. El amor de verdad es amar como Jesús ama, hasta dar su vida por el mundo.

c) La otra idea que me parece valioso es que: El verdadero testimonio cristiano que hace creíble nuestra fe y hace creíble nuestra fe en Jesús, no es hacer grandes cosas ni ocupar altos puestos, sino el "amarnos los unos a los otros. Los cristianos solemos ser gente normal, gente como el resto de la gente. Comemos, bebemos, dormimos, nos divertimos, trabajamos. Vamos en el autobús, nos molesta el frío. Nos agobia, con frecuencia el calor. Nos encanta la playa. Igualitos a todos. En estos actos simples se ve desplegado el amor autentico de todo discípulo y los demás de por si entienden el mensaje y dicen mira cómo se aman. Entonces es cuando nos sabemos que somos de Jesús nuestro maestro quien nos dejó esta forma de vida evangélica. Con razón algunos eminentes santos en nuestra Iglesia universal como como San Pablo dirá: Ya no vivo yo, es Cristo que vive en mí’ (Gál 2, 20). O como el mismo hermano universal, San Francisco de Asís que propone a sus hermanos como norma de vida fraterna: vivir el santo evangelio, que no es otra que vivir en el mismo amor de Dios.

En resumen: ¿cómo se nos identifica como cristianos? ¿Cómo saber que somos seguidores de Jesús? Hay un detalle que Jesús quiere dejar bien claro para que "conozcan que son mis discípulos". Nuestro único y verdadero distintivo es el que más nos asemeja a Él y al Padre. Para Jesús no es otra cosa que el "amor". "La señal por la que conocerán todos que son discípulos míos será que se amen unos a otros como yo les he amado". La Iglesia no se identifica por su gran organización, ni tampoco por la solemnidad de sus celebraciones ni siquiera por sus grandes documentos, la Iglesia se identifica ante la sociedad por ser el sacramento del amor de Dios a los hombres. La Iglesia no se identifica por su ortodoxia, sino por ser la expresión del amor de Jesús crucificado en la Cruz y como tal es el evangelio viviente y signo de salvación. Pues, ahora entendemos del por qué Jesús respondió al maestro de la ley cuando un buen día le pregunto ¿Cuáles el mandamiento principal de la ley? A lo que Jesús respondió: amaras a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y el segundo es semejante: amaras a tu prójimo como a ti mismo” (Mt 22,37). 

sábado, 13 de abril de 2013

III DOMINGO DE PASCUA - C (T.P.)



III Domingo de Pascua – 14/04/13 - C

Lectura del santo evangelio según san Juan (21,1-19)

En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice: «Me voy a pescar.»
Ellos contestan: «Vamos también nosotros contigo.»
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice: «Muchachos, ¿tienen pescado?»
Ellos contestaron: «No.»
Él les dice: «Echen la red a la derecha de la barca y encontraran.»
La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: «Es el Señor.»
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan.
Jesús les dice: «Traigan de los peces que acaban de coger.»
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice: «Vamos, almorcemos.»
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.
Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?»
Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice: «Apacienta mis corderos.»
Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»
Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Él le dice: «Pastorea mis ovejas.»
Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.» Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios.
Dicho esto, añadió: «Sígueme.» Palabra del Señor.

Comentario

"VAMOS TAMBIÉN NOSOTROS CONTIGO"

Estimados amigos y hermanos en la fe paz y bien.
La noche tan cruel en que acechaba como un lobo rapaz el temor, pánico, congoja, decepción, el desánimo y no era para menos, recordemos que acaban de asesinar al maestro supremo y los apóstoles a dudas penas pudieron escapar para no ser también crucificados conjuntamente con su maestro. Los apóstoles reinician con sus labores habituales, quizá con mucha desidia al saber que tanto tiempo perdieron y para nada; quizá hasta olvidaron las estrategias de la pesca.

Pedro dice me voy a pescar… los demás compañeros reflejan alguna identidad aún de vida fraterna que aprendieron de su maestro: “vamos también nosotros contigo”. Esta actitud se sitúa ya en un contexto eclesial, Pedro, decide salir a anunciar el Evangelio, pero no irá él solo también el resto se le une en la misión. Es que la Iglesia no es solo el Papa, ni solo el Obispo, ni solo el sacerdote, la Iglesia somos todos los bautizados. Todos somos responsables y todos estamos llamados a "ir de pesca", aunque la expresión pueda parecer un tanto extraña.

Desde luego hubo épocas en que la Iglesia nunca dijo a los bautizados vamos a pescar, pero felizmente aunque todavía de modo muy lento, vamos tomando conciencia de que el anuncio del Evangelio tiene que ser obra de todos. No aislados, sino formando una comunidad y comunión con el Pedro de hoy que es el Papa.

Una Iglesia con solo el Papa tendría cabeza, pero carecería de pies y manos. La Iglesia, Pablo la ve a la luz comparado del cuerpo humano: cabeza y miembros, es un todo. Ni la cabeza puede decir a los pies que no los necesita, ni los pies podrán ir lejos si no son guiados por la cabeza. En la Iglesia todos somos importantes y necesarios. Cada uno ocupará su lugar, pero será necesario para que el resto funcione bien.

Es sumamente importante tener una convicción firme y SIN MIEDO A LOS FRACASOS. No siempre basta la buena voluntad y no siempre nos sonríe el éxito. También hay momentos en los que el éxito brilla por su ausencia. No todos son éxitos en la Iglesia. No todos son éxitos en el anuncio del Evangelio. "Aquella noche no cogieron nada." Son esos momentos de oscuridad que terminan, con frecuencia, invitándonos al desaliento. Hablo por experiencia como sacerdote y religioso consagrado, no siempre he sido escuchado y no siempre he logrado lo que con todo corazón buscaba en mi predicación. Alguna vez he desistido de ofrecer el Evangelio a alguien, de lo cual luego me he arrepentido. Felizmente, he ido aprendiendo de la propia experiencia y cuanto mas me queda por aprender de la gente sencilla y de los niños.

Es posible que aquella noche Pedro y los suyos fuesen demasiado confiados en sus propias artes de pesca y fracasaron. Hasta que se apareció Jesús. El supremo maestro que si sabe de pesca, pero para que Jesús coopere en la obra de la pesca requerimos hacer un alto en la jornada de trabajo, conviene echar una mirada a Jesús que muy respetuoso espera su turno nos sugiere como y donde tenemos que echar la red. Este momento sin duda es el domingo, día del Señor y el día de la familia el hacer un alto en la jornada de trabajo, dejar la red a un lado y dar una mirada de apertura al Señor tiene mucho sentido en el domingo. Y Él nos dirá donde tenemos que echar la red y veremos que la red si tiene peces si hay pan para los hijos.

No somos nosotros los que cambiamos los corazones de los demás. No somos nosotros los que podemos cambiar las vidas de los demás. Esa es obra de Jesús. Por eso, para anunciar el Evangelio necesitamos estar acompañados de Él, confiados en Él. Fiándonos de Él.

Los fracasos también entran en la pedagogía de Dios. Nos enseñan a confiar y fiarnos más de Él que de nosotros. De ahí que el evangelizador primero ha de hablar con Dios y escuchar a Dios. Evangelización y oración caminan juntas son los dos brazos del Evangelio. ¿No será también esta la pedagogía de los padres cuando ven que sus hijos se alejan de la fe? No basta enfadarse, ni echarles grandes discursos. Primero oremos por ellos.

Desde la orilla Jesús grita a los discípulos que están pescando y les hace una pregunta: "¿Tienen pescado? La respuesta es tajante: "No." Jesús les dice: "Echen la red a la derecha de la barca y encontraran." Así fue. El problema está donde echar las redes, para ello hay que conocer bien el mar y el movimiento de los peces. Para evangelizar hay que conocer la realidad del mundo, de la historia y de los hombres.

A veces me temo que a nosotros nos suceda algo parecido a los discípulos, queremos pescar en las Iglesias vacías. Mientras tanto, la gente anda por la calle. La Iglesia puede estar vacía y las playas están a abarrotadas de gente, pero alguien se atreve a proclamar el Evangelio en la playa. La Iglesia puede estar vacía y las calles están llenas de gente, pero alguien se atreve a hablar del Evangelio en la calle.

Tenemos que conocer dónde está la gente. Posiblemente tendremos que cambiar nuestro estilo de evangelización. Los templos se van vaciando cada vez más, pero nosotros seguimos empeñados en no salir de lo habitual. Seguimos echando las redes a la "izquierda" cuando Jesús nos invita a echarlas a la derecha. No esperemos que los peces vengan a nuestras redes, es preciso echar las redes donde están los peces. No esperemos que la gente venga a buscarnos, es preciso que nosotros salgamos a buscar a la gente. Y digo nosotros porque esta Iglesia es nuestra, iglesia de todos los bautizados. El problema no estaba en las redes, tampoco en los peces. El problema estaba en los pescadores que pescaban donde no había peces.

Amigos y hermanos en la fe, no es hora de llorar sobre la tumba vacía, no es hora de mirar el cielo, no es hora de bonitas idea de Dios, eso es lindo pero algo más importante es sabernos comprometer y decir yo en que y como puedo ayudar en esta tarea de la pesca. Jesús nos ha dicho algo lindo en los apóstoles pescadores: sígueme. Dios a pesar de todo cuanto somos, sigue fiándose de nosotros, sigue apostando por nosotros. Olvidó de las traiciones, de las negaciones; ahora dice a Pedro me amas. Si Señor; pastorea mis ovejas. Todos los bautizados somos sacerdotes de Cristo y tenemos la misión de pastorear y depende ese trabajo la vida eterna que nos prometió cuando dice: Y todo el que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o esposa, o hijos, o tierras por mí, recibirá cien veces más en esta vida, y heredará la vida eterna (Mt 19,29).

sábado, 6 de abril de 2013

II DOMINGO DE PASCUA - C (T.P.)



Evangelio según Sn Jn 20, 19 – 31 (7 de abril del 2013)

Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz con vosotros." Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor.

Jesús les dijo otra vez: "La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío." Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos."

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor." Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré."

Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: "La paz con vosotros." Luego dice a Tomás: "Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente."

Tomás le contestó: "Señor mío y Dios mío." Le dice Jesús: "Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído." (PALABRA DEL SEÑOR).

 Comentario

Estimados hermanos(as) paz y bien en el señor resucitado.
Todo parecía que había llegado a su fin con la muerte del Señor, todo parecía que con la muerte de Jesús las cosas marcharían tal como los hombres quisieran que fuese… Pues, se equivocaron completamente. La tumba esta vacía. Ya no se puede pretender tapar con un dedo el sol. Jesús resucitó con lo que queda demostrado que el hombre jamás tendrá la razón ante las verdades eternas. Con su resurrección Jesús demuestra y desenmascara la hipocresía del hombre (judíos, fariseos, romanos). Donde está tu muerte, donde tu victoria? Ahora que otros argumento tramarán los verdugos para justificar su ironía e hipocresía? Dios es así. El hombre crea o no, Dios sigue con su proyecto de vida y amor.

Los apóstoles están que se mueren de miedo a los judíos, para no ser descubiertos su filiación con el Jesús. Pues aun no salen del asombro, no aceptan que la noche ya paso… mayor sorpresa aun… Dios olvida, no tiene en cuenta lo falto de fe de los apóstoles, olvida lo que Pedro le negó, olvida que todos los discípulos lo dejaron solo en la cruz… lejos de echar en cara esos desatinos tan nefastos, entra a tallara la misericordia de Dios. La primera palabra del señor glorificado es: Paz a ustedes… que palabra de consuelo y ternura. Jesús sigue apostando por los hombres… Les confía una nueva misión, ser sus testigos. Pero una cosa es muy clara. Los apóstoles reciben la fuerza del Espíritu Santo. Ahora pasan de hombres temerosos a hombres valientes, se abren las puertas, desaparece todo temor y los apóstoles anuncian a los cuatro vientos: Jesús resucitó.

Queda claro también que para esto es necesario la convicción firme de la fe, para eso el Señor glorificado mismo se encargó de reavivar la fe sus apóstoles y vio necesario aparecerse para cambiar el corazón incrédulo por ejemplo de Tomas en un hombre lleno de fe… Y Tomas grito Señor mío, Dios mío. Hoy en cada bautizado, en cada creyente, actúa o debe de actuar el mismo espíritu de DIOS que nos lleva a profesar nuestra fe en el Dios uno y trino en el año de la fe y por siempre, solo así seremos merecedores de aquella promesa de Jesús: donde estoy también estarán ustedes, la Vida eterna.

viernes, 5 de abril de 2013

I DOMINGO CICLO - C (T.P.)

MÚSICA: ALELUYA RESUCITO: 
http://youtu.be/5l_uEInOwbs

DOMINGO DE PASCUA 31 DE MARZO DEL 2013

EVANGELIO SEGÚN San Juan 20,1 al 9:

El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: "Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto."

Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró.

Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos. PALABRA DEL SEÑOR.

COMENTARIOS: Estimados hermanos(as) Paz y bien: ¡Resucitó aleluya! La tumba esta vacía. ¿Qué paso? Como una canción religiosa dice: "Alegre la mañana, que nos habla de Ti. Alegre la mañana. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu, salimos de la noche y estrenamos la aurora, saludamos el gozo de la luz que no llega resucitada y resucitadora."… Resucitoooo. Para sentir a plenitud esta alegría del triunfo de Jesús sobre el muerte, conviene entender bien este misterio su antes y después.
Jesús es la II divina persona. Tiene naturaleza divina como el Padre y la naturaleza humana como cualquiera de nosotros pero menos en el pecado. Cristo se las da de Dios. Cristo afirma que Él es Dios. La gran prueba de la divinidad de Cristo es su propia resurrección. Cristo profetizó que al tercer día resucitaría, para demostrar que era Dios.
Para estar seguros de la resurrección de Cristo, primero, tenemos que estar seguros de que murió y para ello tiene que ser hombre verdadero y como tal sufrió y murió de verdad y solo si hubo muerte verdadera se da la resurrección verdadera. Por tanto postulare ideas a modo de hipótesis sobre la muerte verdadera de Jesús. Y tenemos cuatro clases de testigos de que Cristo murió en la cruz.

Primero: Los verdugos.- Los verdugos sabían que Cristo estaba muerto, porque cuando fueron a rematarle, a partirle las piernas, no lo hicieron. A los crucificados les partían las piernas con una maza de madera o de hierro, para que al partirle las piernas, el crucificado no pueda apoyarse en el clavo de los pies, y al quedar colgado de los brazos, los brazos tiran del diafragma, el diafragma oprime los pulmones y se asfixia. Cuando van a rematar a Cristo, lo ven muerto y no le parten las piernas. En opinión de los verdugos, que estaban muy acostumbrados a crucificar, y sabían muy bien cuándo un hombre está muerto, Cristo está muerto. En opinión de los verdugos Cristo estaba muerto en la cruz.

Segundo: Para las autoridades Cristo estaba muerto en la cruz.- Porque cuando Nicodemo y José de Arimatea van a pedirle a Pilato permiso para llevarse el cuerpo de Cristo, Pilato se extraña de que Cristo esté muerto tan pronto, y no concede el permiso sin recibir el aviso oficial de que Cristo está muerto. Así lo cuenta San Marcos en 15:44. Sólo entonces, concede el permiso a Nicodemo y a José de Arimatea para que se lleven el cadáver de Cristo. Según la ley romana los familiares y amigos tenían derecho a llevarse el cadáver del ajusticiado para darle sepultura. Por lo tanto, para las autoridades, Cristo está muerto. 

Para los acérrimos enemigos de Jesús, que son los propios judíos (fariseos), Jesús está muerto, porque si permiten bajar de la cruz, es porque está muerto. 

Y para los mismos amigos y familiares pasa lo mismo, porque que madre permitirá que entierren a su hijo si hay algún vestigio de vida? Si dejan en la tumba y se va María la virgen y los apóstoles o amigos es porque en Jesús no hay nada que hacer porque esta muerto.

Por tanto Jesús está muerto de verdad, luego al tercer día la tumba está vacía…¿qué paso? Solo cabe dos hipótesis: o que robaron  el cuerpo del S Señor o resucitó. Ahora si robaron el cuerpo se Señor quien o quienes robaron? Otras dos hipótesis: o los amigos o los enemigos, pues ninguno de ellos robo el cuerpo del Señor… porque resucito. Además el mismo señor resucitado se apareció a las mujeres, a los amigos de Emaús a pedro y a los once. 

¿Qué duda cabe en las mismas palabras de Jesús que había dicho que resucitara al tercer día? Aquí nace el misterio de dios hecho hombre, es ahora el Señor resucitado en la iglesia que nos acompaña hasta el fin del mundo. Aleluya Jesús nuestro señor Resucito, este es el Kerigma apostólico, la buena noticia que nuestra iglesia universal: una, santa, católica y apostólica tiene por misión anunciar al mundo. Paz y Bien.

sábado, 28 de julio de 2012


DOMINGO XVII – B (Día 29/07/2012)
               San Juan 6, 1-15
En aquel tiempo, se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades, y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba con los enfermos.
Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos. Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos.
Al levantar Jesús los ojos y ver que acudía a Él mucha gente, dice a Felipe: "¿Dónde vamos a comprar panes para que coman éstos?" Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer. Felipe le contestó: "Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco."
Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro: "Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?"
Dijo Jesús: "Hagan que se sienten la gente." Había en el lugar mucha hierba. Se sentaron, pues, los hombres eran unos cinco mil.
Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban sentados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: "Recojan los trozos sobrantes para que nada se pierda."
Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron. Al ver la gente la señal que había realizado, decía: "Este es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo."
Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte Él solo.


PALABRA DEL SEÑOR.
          REFLEXIÒN
            Estimados amigos y hermanos en el Señor, Paz y Bien.
El domingo pasado hablábamos de la necesidad del descanso, un descanso en el señor, un valor espiritual. Hoy Jesús va un poco más y nos invita a ser sensibles con las necesidades de los demás.  Es bueno interesarnos de la vida espiritual de los demás, que vivan como Dios quiere que vivamos, pero también es importante interesarnos de sus necesidades como su alimentación. Siempre pedimos a Dios que haga milagros y nos olvidamos nosotros de hacerlos porque... ¿no crees que también puedas hacer milagros? Claro que si podemos hacer un milagro.
            Por ejemplo, puedes hacer el milagro de que alguien como un hambriento pueda comer un pan. Que alguien hoy pueda ser más feliz con tu sonrisa. Que alguien hoy se sienta mejor a tu lado. Que hoy un niño sonría porque le ofreces un poco de ternura y amor. Que hoy un enfermo se sienta valorado porque lo visitaste quizá llevando un pequeñito mensaje del evangelio. O quizá, hoy un anciano no se sienta solo porque le ofreces un momento de tu tiempo. Y por qué no hacer que tu esposa misma o tu mismo esposo hoy se sienta feliz porque le ofreces un consuelo del perdón que tanto tiempo esperaba de ti. O simplemente que, hoy alguien recupere la esperanza y ganas de seguir viviendo.
            Los milagros no tienen por qué ser siempre cosas extraordinarias.
A Dios le gustas esos milagros pequeños, ya que no podemos hacer los grandes. Por ejemplo, yo no podré resucitar a un muerto, pero puedo resucitar el corazón del que está triste, que también ese es de los milagros que a Dios le encantan.  A Dios le gustan los milagros pequeños, como ese milagro del jardín donde hoy ha abierto su capullo una rosa. ¿No crees que también ese sea un milagro de la naturaleza?

            Queridos hermanos, el evangelio de hoy resalta estos dos puntos importantes, primero lo que ya dijimos fijarnos en la necesidad de los demás; segundo el símbolo supremo de la santa eucaristía, como es la multiplicación de los panes.
Nosotros hemos valorado mucho la Misa como un acto litúrgico de culto, y lo es, pero nos hemos olvidado de que también es el momento de entrar en contacto con las necesidades de los hermanos y de hacernos solidarios con ellos aportando lo que tenemos.
             Tendríamos que preguntarnos cada vez que nos reunimos para celebrar la Eucaristía si sabemos cuántos huérfanos, cuantas viudas, cuántos enfermos o cuantos ancianos necesitados hay en la comunidad. Además, si sabemos cuántos forasteros están de paso en la comunidad.
             No creo hayamos dado suficiente importancia al momento de la colecta. De ordinario, la mayoría de las veces, en vez de sentarnos y esperar, la hacemos mientras el sacerdote prepara las ofrendas del altar. Como quien dice, para no perder tiempo y no alargar la Misa. Sin embargo, debiera ser el momento de la comunión con los hermanos necesitados de nuestra comunidad. Hasta me parecería bien que antes de la Colecta se hiciese mención a determinadas necesidades más urgentes.
            No basta recordar a los necesitados del hermano de África que vive una cruda miseria hay que recordar también los necesitados que tenemos a nuestro lado, metiendo la mano a nuestro bolsillo. Así entenderíamos mejor luego la Comunión Eucarística al recibir el "cuerpo entregado" y la "sangre derramada por todos nosotros". Porque la ofrenda de los cinco panes y dos peces representa precisamente eso, el desprendimiento para compartir con los que no tienen nada. Y el sostenimiento de la Iglesia.
             A menudo creemos que quienes trabajamos en la grey del señor como consagrados tenemos lo suficiente, cuando no es cierto. Nosotros también tenemos carencias, porque sabemos también vestirnos y comer y llevar el cuidado del convento o parroquia asumiendo el gasto que significa. Y todo lo hacemos con tu aporte de la limosna. A ello es como se hace referencia en dar los cinco panes de ofrenda y dos peces y sobre ella Dios hace el milagro de la multiplicación de los panes. Dios siempre es mas generoso con nosotros, ya nos dijo “se os dará el ciento por uno”. Que dios nos bendiga con el trabajo de cada día pero también nos un corazón caritativo y sensible con las necesidades de los demás.
        
UN SALUDO FRANCISCANO DE PAZ Y BIEN A TODOS MIS HERMANOS PERUANOS POR NUESTRO ANIVERSARIO PATRIO. QUE DIOS NOS SIGA BENDICIENDO Y GUIANDO POR EL BUEN CAMINO.