DOMINGO IV – C (03 de Febrero de 2019)
Proclamación del santo Evangelio según San Lucas 4, 21-30:
4:21 Entonces comenzó a decirles: "Hoy se ha cumplido
este pasaje de la Escritura que acaban de oír".
4:22 Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos
de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían:
"¿No es este el hijo de José?"
4:23 Pero él les respondió: "Sin duda ustedes me
citarán el refrán: "Médico, cúrate a ti mismo". Realiza también aquí,
en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaún".
4:24 Después agregó: "Les aseguro que ningún profeta es
bien recibido en su tierra.
4:25 Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el
tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo
y el hambre azotó a todo el país.
4:26 Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino
a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón.
4:27 También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo
del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino el sirio".
4:28 Al oír estas palabras, todos los que estaban en la
sinagoga se enfurecieron
4:29 y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta
un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con
intención de despeñarlo.
4:30 Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su
camino. PALABRA DEL SEÑOR.
Paz y bien en el Señor.
Jesús les dijo: “No piensen que he venido a traer la paz
sobre la tierra. No vine a traer la paz, sino la espada. Porque he venido a
enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre y a la nuera con su
suegra” (Mt 10,34-35). Algunos de la multitud que lo habían oído, opinaban:
"Este es verdaderamente el Profeta". Otros decían: "Este es el
Mesías". Pero otros preguntaban: "¿Acaso el Mesías vendrá de Galilea?
¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David y de Belén, el
pueblo de donde era David?" Y por causa de él, se produjo una división
entre la gente” (Jn 7,40-43). Simeón,
después de bendecirlos, dijo a María, la madre: "Este niño será causa de
caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti
misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos
íntimos de muchos" (Lc 2,34-35). Hoy Jesús nos dice: “ Estas profecías que
acaban de oír, hoy se cumplen” (Lc 4,21): Después agregó: "Ningún profeta es bien recibido en su tierra" (Lc 4,24).
Tres elementos resaltamos en el deslinde de nuestra
reflexión: 1) "Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban
de oír" (Lc 4,21) Estas palabras suscitan dos reacciones de la gente: a)
La gente estaba admirada por las palabras de gracia que salían de la boca de
Jesús (Lc 4,22), b) Otros dijeron:"¿No es este el hijo de José? A lo que
Jesús agregó: Sin duda ustedes me citarán el refrán: "Médico, cúrate a ti
mismo". Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió
en Cafarnaún" (Lc 4,22-23). 2) Jesús agregó: "Les aseguro que ningún
profeta es bien recibido en su tierra” (Lc 4,24). 3) Jesus les dijo esta y
otras verdades que enfurecieron a toda la sinagoga por eso se levantaron, lo
empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la
que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús paso entre ellos y continuo su camino” (Lc 4,29). Luego advierte: “Si en una ciudad no los reciben ni quieren escuchar sus
palabras, al irse de esa casa o de esa ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies.
Les aseguro que, en el día del Juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas con menos
rigor que esa ciudad” (Mt 10,14-15).
1) "Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que
acaban de oír" (Lc 4,21). Y ¿Qué es lo que oyeron?: Jesús dio lectura de
la cita: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la
unción. Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la
liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los
oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor” (Lc 4,18). Esta cita no es
sino la afirmación hecha por el profeta (Is 61). A lo que podemos agregar
también esta cita: “No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo
no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no desaparecerá
ni una letra ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la
tierra, hasta que todo se realice. El que no cumpla el más pequeño de estos
mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor
en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla lo que enseñe, será
grande en el Reino de los Cielos” (Mt 5,17-19). Es decir Jesús es la
realización y el cumplimiento de todas las profecías del A.T. Dios no puede
quedar petrificado o encerrado en el A.T. No está dentro del tiempo, siempre es
el hoy:“Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y siempre” (Heb 13,8).
a) La gente estaba admirada por las palabras de gracia que
salían de la boca de Jesús (Lc 4,22). Recordemos aquella afirmación del mismo
Padre: “Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su
sombra y se oyó una voz que decía desde la nube: "Este es mi Hijo muy
querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo" (Mt 17,5).
Además se nos ha dicho: “La palabra se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn
1,14). Y como se fuera poco: “Los judíos, admirados, decían: ¿Cómo conoce las Escrituras
sin haber tenido maestro? Jesús les respondió: Mi enseñanza no es mía, sino de
aquel que me envió. El que quiere hacer la voluntad de Dios conocerá si esta
enseñanza es de Dios o si yo hablo por mi cuenta” (Jn 7,15-17).
b) Otros dijeron:"¿No es este el hijo de José? A lo que
Jesús agregó: Sin duda ustedes me citarán el refrán: "Médico, cúrate a ti
mismo". Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que
sucedió en Cafarnaún" (Lc 4,22-23). Para ampliar el panorama vamos a otra
cita: “Felipe dijo a Natanael: Hemos hallado a aquel de quien se habla en la
Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret".
Natanael le preguntó: "¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?"
"Ven y verás", le dijo Felipe. Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo:
"Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez". "¿De
dónde me conoces?", le preguntó Natanael. Jesús le respondió: "Yo te
vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera". Natanael
le respondió: "Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de
Israel" (Jn 1,45-49). Pero hay más cuestionamientos: “Ellos le
preguntaron: "¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios? Jesús
les respondió: "La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha
enviado. Y volvieron a preguntarle: ¿Qué signos haces para que veamos y creamos
en ti? ¿Qué obra realizas?” (Jn 6.28-30). Los mismos discípulos de Juan
Bautista preguntaron: “¿Eres tu el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?
Jesús respondió. Digan a Juan lo que ven: Los ciegos ven, los cojos caminan,
los sordos oyen los leprosos quedan limpios, los muertos resucita” (Lc 7.20).
3) Jesus les dijo esta y otras verdades que enfurecieron a
toda la sinagoga por eso se levantaron, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta
un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con
intención de despeñarlo” (Lc 4,29). Este es el primer “fracaso” que Jesús
experimenta en su propio pueblo. ¿Qué incomoda a los judíos de Jesús? Y
adelantándonos un poco vamos a lo que más tarde sucederá con Jesús: "¿No
es este aquel a quien querían matar? ¡Y miren cómo habla abiertamente y nadie
le dice nada! ¿Habrán reconocido las autoridades que es verdaderamente el
Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde es este; en cambio, cuando venga el
Mesías, nadie sabrá de dónde es". Entonces Jesús, que enseñaba en el
Templo, exclamó: "¿Así que ustedes me conocen y saben de dónde soy? Sin
embargo, yo no vine por mi propia cuenta; pero el que me envió dice la verdad,
y ustedes no lo conocen. Yo sí lo conozco, porque vengo de él y es él el que me
envió". Entonces quisieron detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él,
porque todavía no había llegado su hora” (Jn 7,26-30).
En suma: Antes de ir buscando razones a la lógica humana,
es mejor dejarnos guiar por el don Espíritu de Dios que recibimos en el
bautismo y preguntemos al mismo enviado de Dios como algunos judíos lo
hicieron: "¿Qué debemos hacer para actuar en la
voluntad de Dios? Jesús les respondió: Lo que
Dios espera de ustedes es que crean en aquel que él ha enviado" (Jn
6,28-29). Y Pablo nos exhorta también en tal sentido: “Déjense conducir por el
Espíritu de Dios, y así no serán arrastrados por los deseos de la carne. Porque
la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Ambos luchan
entre sí, y por eso, ustedes no pueden hacer todo el bien que quieren” (Gal
5,16-17).